Por Lorenzo García Aretio
Hoy exponemos una síntesis de aspectos esenciales del séptimo artículo de RIED más citado de 2020, de entre todos los publicados (30) en ese año, Vols. 23(1) y 23(2). Es decir, uno de los artículos de RIED que más impacto han generado. Debajo aparece la referencia del trabajo y el enlace para poder consultarlo, junto a las fuentes bibliográficas del artículo. Las citas en este caso hasta el día de la fecha en Google Scholar, son un total de 61. Y, por otra parte, aquí se muestran todos los artículos resumidos en esta serie.
Las tecnologías facilitan la propuesta de proyectos de aprendizaje-servicio (ApS), a la vez que favorecen el desarrollo de proyectos innovadores que proveen nuevas modalidades de esta metodología. Las tecnologías digitales se incluyen en los proyectos de manera instrumental al facilitar y optimizar su desarrollo, pero también pueden ser el objeto central del aprendizaje y/o del servicio, es decir, de la experiencia.
Pero, además, se debe pensar en proyectos de ApS en los que la tecnología favorezca procesos de inmersión. Estas no sólo deben estar integradas con una intencionalidad educativa, sino que el mismo proyecto está diseñado desde la perspectiva digital, apoyado en recursos digitales y con los elementos que facilita este medio. Esto es, tanto el aprendizaje como el servicio se desarrollan en y con la red, lo que evidencia una propuesta inmersa en el ciberespacio.
Los autores presentan un ejemplo de esta modalidad, el proyecto “Español en vivo”, donde el aprendizaje y el servicio se desarrollan enteramente en el ciberespacio (inmersión tecnológica).
El ApSv (aprendizaje-servicio virtual) no supone una mera digitalización de procesos que también se podían realizar de manera presencial y que ahora, gracias a las tecnologías, se llevan a cabo virtualmente. Supone un paso más y requiere pensar el proceso de aprendizaje no como transposición del presencial, sino reflexionar expresamente como sería su desarrollo en un ambiente virtual, en el que se plasma la singular y permanente continuidad online – offline.
Aunque las primeras experiencias con el ApSv no dejan de ser inductivas y basadas en la experiencia, es cierto que la amplia literatura que aborda esta modalidad del ApS construye también un marco de referencia ineludible. En efecto, destacan algunos trabajos que tratan de conceptualizar y clarificar qué sucede cuando el ApS llega a los estudiantes online, especialmente en la educación a distancia, estudiando la particular forma de mediación comunicativa que se produce en este tipo de procesos.
Los autores consideran que los estudiantes de universidades no presenciales, al igual que sucede con los de cualquier otra institución, no deberían permanecer al margen de las innovaciones pedagógicas ya que, en primer lugar, todo estudiante, ya sean en la enseñanza presencial o a distancia, debería estar familiarizado con las innovaciones pedagógicas de su tiempo. En segundo lugar, si en todas las áreas vitales avanzamos hacia escenarios híbridos online– offline, también su formación debería darse en estos mismos contextos. Y, por último, las instituciones educativas que interaccionan en la red deben comprometerse con el desarrollo de competencias éticas y cívicas y, por tanto, buscar vías para su desarrollo en el espacio que precisamente utilizan para la formación.
Como respuesta a esta demanda formativa en un escenario digital, se diseñó el proyecto de ApSv “Español en vivo”, centrado en la competencia intercultural y de ciudadanía global, a partir de la mejora de la competencia de expresión oral entre estudiantes de España, Benin, Kenya y Camerún.
Uno de los resultados más relevantes, en el contexto de una universidad a distancia, ha sido ofrecer a los estudiantes la oportunidad de participar en un proyecto de ApS internacional, dado que, hasta el momento, quedaban reservados únicamente a las universidades presenciales. Facilitar esta opción en las universidades españolas ha sido una de las aportaciones más significativas de esta experiencia.
Respecto a cómo perciben o qué significa para los estudiantes la idea de ciudadanía global, los autores comprobaron que, en primer lugar, este aspecto no ha quedado sólo en un objetivo teórico del proyecto, sino que algunos la han experimentado de forma concreta. Sobre todo, subrayando en muchos casos el elemento de “responsabilidad” y “compromiso” que implica.
La ciudadanía global constituye una temática altamente relevante para la educación superior. No sólo porque los traídos y llevados ODS hayan permeado –o, al menos, traten de impactar– las políticas universitarias, sino porque el mundo y la sociedad son globales e interdependientes y es preciso que la comprensión pedagógica sobre cómo formar a las nuevas generaciones de ciudadanos esté más cerca de los desafíos actuales y futuros que de los problemas decimonónicos que planteaba la constitución de los estados nación.
Los autores, finalmente, consideran que el proyecto abre una nueva perspectiva en relación a cómo podemos entender la educación como futura actividad profesional, experimentando la red como un espacio de solidaridad y una vía para el desarrollo del compromiso cívico que, quizá, hasta el momento no se había planteado.
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