miércoles, 30 de abril de 2025

De la sospecha al miedo: el dilema de quedarnos o transformarnos

 Por Carlos Bravo Reyes y Mercedes Leticia Sánchez Ambriz

Creada con ChatGPT


En nuestro contacto cotidiano con la tecnología, especialmente con herramientas basadas en inteligencia artificial, como ChatGPT, Copilot o Gemini es frecuente que primero experimentemos sospecha. Esta reacción, natural y protectora, no debe ser vista como una debilidad. Sin embargo, cuando la sospecha no se resuelve mediante información o experiencia, se transforma en miedo, y este miedo plantea un dilema central para nuestra vida actual: quedarnos atrapados en la resistencia o atrevernos a transformarnos.

La sospecha surge de la incertidumbre y la falta de conocimiento. En el ámbito tecnológico, esta manifestación suele expresarse a través de frases como:

"La mayoría de las revistas científicas son de pago.", "Si publico me van a plagiar, ¿para qué hacerlo?", Sí tomo una foto y la subo a Facebook me la van a copiar, o emplear en no sé qué cosas". "No encuentro trabajos sobre mi país cuando investigo con IA, todo lo que me muestra es de otros países". Estas declaraciones reflejan miedos legítimos, pero también evidencian desinformación parcial. La existencia de revistas de acceso abierto, licencias de protección intelectual y métodos alternativos de búsqueda de información regional son ejemplos que podrían mitigar esas sospechas si fueran más conocidas (Floridi et al., 2018).

El verdadero riesgo no está en sentir miedo, sino en dejarse gobernar por él. Como advierten El Zailah-Bernal y González-Durán (2024), el miedo a la tecnología —tecnofobia— puede derivar en aislamiento, rechazo de oportunidades y marginación profesional.

Craig Brod (1984) ya había advertido sobre el tecnoestrés, el conjunto de síntomas derivados de la incapacidad de adaptarse a cambios tecnológicos rápidos. Dejar que la sospecha se convierta en miedo paralizante impide el desarrollo de competencias esenciales para el siglo XXI.

Cuando el miedo se instala, surgen dos rutas. La resignación: aceptar que "la tecnología no es para mí", “me patea la tecnología”, asumiendo una posición pasiva, y justificar la desconexión con supuestas razones prácticas.

La segunda opción es la transformación: apostar por el aprendizaje continuo, el pensamiento crítico y el uso ético de la tecnología. En un comentario anterior propusimos la idea de girar 180 grados, pasar de la sospecha al empleo.

Carol Dweck (2006) sostiene que adoptar una mentalidad de crecimiento —la creencia de que podemos mejorar nuestras habilidades mediante esfuerzo y aprendizaje— es clave para enfrentar los desafíos de la era tecnológica.

La tecnología no se detendrá a esperarnos. Cada persona debe decidir: ¿nos resignamos a observar desde la barrera o nos transformamos para ser protagonistas del futuro?

La sospecha puede ser el inicio de una reflexión crítica necesaria. El miedo puede ser una señal de que algo nuevo está por aprenderse. Pero quedarnos atrapados en el miedo no es opción. La transformación, aunque desafiante, es la única respuesta que preserva nuestra dignidad, nuestra capacidad creativa y nuestra posibilidad de seguir contribuyendo activamente al mundo que viene.

Referencias

- Brod, C. (1984). Technostress: The Human Cost of the Computer Revolution. Basic Books.
- Dweck, C. (2006). Mindset: The New Psychology of Success. Random House.
- El Zailah-Bernal, D., & González-Durán, E. J. (2024). Miradas plurales de la tecnofobia. Revista Politécnica, 20(39), 148-156. https://doi.org/10.33571/rpolitec.v20n39a10
- Floridi, L., Cowls, J., Beltrametti, M., et al. (2018). AI4People: An Ethical Framework for a Good AI Society: Opportunities, Risks, Principles, and Recommendations. Minds and Machines, 28, 689–707.
- Weil, M. M., & Rosen, L. D. (1995). A Study of Technological Sophistication and Technophobia in University Students. Computers in Human Behavior, 11(1), 95–133.

Tomado de 366 días

No hay comentarios: