Por Lorenzo García Aretio
Todas las entradas de la serie “80 años. Compendio EaD”, VER AQUÍ
Como venimos corroborando en esta serie, en las últimas décadas, y sobre todo en estos últimos años, la educación a distancia ha dejado de ser una modalidad marginal para convertirse en una punta de lanza de la transformación educativa. Este auge ha venido acompañado de cambios profundos en los paradigmas educativos tradicionales y en los saberes que un docente necesita dominar para ejercer con calidad en entornos no presenciales. Estos saberes complementan los desarrollos mostrados en el Marco CDPIT, en la entrada anterior.
La sociedad digital impone un ritmo acelerado de cambio tecnológico y cultural que desafía a las instituciones y al profesorado a revisar y reconfigurar sus modelos pedagógicos. Vivimos en una sociedad líquida (Bauman, 2002 y 2007) también caracterizada como VUCA, volátil, incierta, compleja y ambigua (Reeves & Reeves, 2015) que obliga a redefinir constantemente qué significa enseñar y aprender a distancia. En este contexto globalizado y fuertemente dinámico, el docente de EaD debe articular bases teóricas sólidas con competencias técnicas y prácticas innovadoras, adaptándose a escenarios cambiantes.
En esta entrada analizaremos, primero, los cambios de paradigmas educativos que nos llevaron a la EaD contemporánea, es decir, las corrientes o enfoques pedagógicos que han influido en su evolución. Luego, describiremos los saberes esenciales que requieren los docentes para desenvolverse con cierta soltura en este campo, considerando también el impacto de las tecnologías emergentes y la inteligencia artificial en dichos requerimientos. La reflexión ofrece una visión actualizada para orientar a los docentes universitarios que desean formar a distancia.
PARADIGMAS EDUCATIVOS EMERGENTES EN LA EAD.
La EaD ha estado históricamente vinculada a ciertos paradigmas o modelos educativos que han evolucionado con el tiempo. Invitamos a revisar algunas de las entradas iniciales del Módulo I de esta serie, donde se sientan las bases teóricas sustanciales sobre la EaD.
Cierto que en los inicios de la EaD, predominó un enfoque más bien conductista-tecnicista, centrado en la transmisión unidireccional de contenidos mediante medios impresos o audiovisuales. Este modelo, eficiente para llegar a muchos estudiantes, tendía a ser rígido y concebía la enseñanza casi como un proceso industrial estandarizado (en línea con la analogía de Peters). Sin embargo, a medida que se desarrollaron teorías de la EaD y del aprendizaje más orientadas hacia el estudiante y se incorporaron nuevas TIC, la EaD fue integrando paradigmas más interactivos, flexibles y centrados en el aprendiz.
Hoy hablamos de enfoques que enfatizan la construcción activa del conocimiento, la autonomía la independencia y libertad del estudiante. Estos enfoques encajan bien con la naturaleza abierta y global de la EaD actual, donde un alumno puede aprender no solo de sus tutores sino de comunidades en línea.
Otro cambio de paradigma proviene de la comunicación bidireccional y multidireccional, la transacción, la conversación guiada, la comunidad de aprendizaje. Sobre la base del constructivismo social, puede verse la educación a distancia no como un acto individual, sino como un proceso colaborativo mediado por el diálogo didáctico (García Aretio, 1992 y 2001) asíncrono o síncrono. El énfasis está en que mediante la interacción con otros (compañeros y docentes) se construye sentido y se supera la simple recepción pasiva de contenidos.
Cabe destacar que la irrupción de la EaD digital supone en sí misma un cambio de paradigma en la educación superior. La educación a distancia en formato en línea emerge como estrategia clave para atender necesidades formativas que la enseñanza convencional difícilmente cubre, obligando a actualizar metas, contenidos y prácticas educativas. La digitalización ahondó la ruptura de los moldes tradicionales de tiempo y espacio educativos, permitiendo modalidades como la formación totalmente en línea o combinada (blended, mixta, híbrida…).
Ahora bien, integrar tecnología no basta, se requiere un cambio profundo en la visión pedagógica, reconfigurando el rol docente, las metodologías y las estrategias de evaluación en coherencia con las nuevas realidades, ¿cabe mayor cambio de paradigma? En esta línea, se podría pensar en construir nuevos saberes pedagógicos más pendientes de lo digital y que incorporen la cultura de internet, el aprendizaje ubicuo y colaborativo en red, la gamificación y otras tendencias, pero siempre desde una mirada crítica y humanista.
En síntesis, podemos identificar que la EaD contemporánea se nutre de un paradigma híbrido y en construcción, es decir, integra la tradición pedagógica de, los principios permanentes del aprendizaje, de las teorías pedagógicas de la EaD, de las teorías del aprendizaje, sin olvidar los diferentes modelos de EaD, con la innovación tecnológica y, últimamente, con la inteligencia artificial, hacia una propuesta o paradigma flexible, centrado en el aprendiz, colaborativo, pero también crítico en cuanto a los factores sociales y éticos implicados en la mediación tecnológica. Los docentes a distancia deben navegar entre estas corrientes, aprovechando los aportes de la tecnología sin perder de vista que el centro del proceso es humano.
SABERES ESENCIALES DEL DOCENTE EN ENTORNOS NO PRESENCIALES
Asociado a esta mezcla de paradigmas clásicos y emergentes, se delinean los saberes (ámbitos de conocimiento) necesarios que todo docente de EaD debe cultivar para desarrollar su labor con solvencia. García Aretio en su análisis de las competencias del docente a distancia, identifica cuatro grandes ámbitos de conocimiento educativo que sirven de base para este perfil profesional (García Aretio, 2012, 2020): saber científico, saber teórico, saber técnico y saber práctico. Más allá de que estos saberes se hacen necesarios también, es obvio, en torno a la disciplina o materia propia que ha de enseñarse, nos referiremos seguidamente, más en concreto a esos saberes que facilitan que aquellos contenidos puedan ser aprendidos adecuadamente por parte de unos estudiantes que operan a distancia. Los sintetizamos a continuación adaptándolos a la actualidad:
Saber científico:
Consiste en comprender los fundamentos de la educación a distancia. El docente de EaD requiere conocer evidencias empíricas y teorías provenientes de la investigación científica en pedagogía y en psicología del aprendizaje. Por ejemplo, estar al tanto de estudios sobre la motivación en línea, sobre la efectividad de ciertas estrategias didácticas virtuales, o sobre el impacto de la interacción social en los cursos en línea. Este saber científico aporta rigor y capacidad crítica, evitando caer en modas tecnológicas sin sustento empírico y dotando de credibilidad a la EaD al basarla en estudios, en investigaciones, consistentes con la práctica. Implica leer investigaciones actuales, manejar estadísticas básicas de evaluación pedagógica, y tener familiaridad con métodos de investigación educativa para poder interpretar las investigaciones consultadas y, a la vez, ser capaz de valorar sus propias innovaciones.
Saber teórico:
Se refiere al dominio de los marcos conceptuales y paradigmas pedagógicos. Incluye conocer las teorías del aprendizaje, los principios pedagógicos, las teorías de la EaD, los modelos educativos a distancia, y los conceptos clave de la didáctica general y específica para entornos virtuales. Este saber permite al docente diseñar sus propuestas formativas con fundamento conceptual, es decir, entendiendo por qué aplica ciertas metodologías en línea y prever cómo pueden influir en el aprendizaje. Por ejemplo, un profesor que comprende la teoría del aprendizaje sociocultural sabrá la importancia de fomentar la interacción; otro que conoce el impacto de la carga cognitiva tendrá cuidado en no sobrecargar sus materiales multimedia. Es, en esencia, el andamiaje intelectual de su práctica docente.
Saber técnico:
Abarca las destrezas instrumentales y procedimentales, en dos vertientes. Primero, la tecnológica, manejar las herramientas digitales (plataformas de aprendizaje, software colaborativo, herramientas de videoconferencia, recursos multimedia) y saber su uso pedagógico. Segundo, la didáctica aplicada, saber cómo implementar actividades, tutorías y evaluaciones en la práctica cotidiana de un curso virtual. Es el saber hacer en EaD, desde crear un cuestionario en el campus virtual y configurarlo correctamente, hasta moderar un foro de discusión o resolver problemas técnicos básicos que presenten los estudiantes. Este saber técnico evita que un docente con mucho conocimiento científico y teórico no logre plasmarlo eficazmente en el entorno digital por falta de pericia técnica. Implica familiarizarse con las TIC educativas específicas de su área (por ejemplo, un profesor de ciencias debería conocer simuladores virtuales de laboratorio, uno de idiomas las plataformas de videointeracción y herramientas de corrección lingüística, etc.).
Saber práctico:
Vinculado con la experiencia, la reflexión en la acción y el conocimiento del contexto específico. Un docente virtual exitoso no solo aplica recetas generales, sino que desarrolla un conocimiento práctico a partir de la experimentación, la retroalimentación de sus estudiantes y la adaptación a la realidad concreta de su institución y alumnado. Implica competencia para tomar decisiones situadas, por ejemplo, ajustar el tono de la comunicación para un grupo particular de estudiantes, adaptar el ritmo del curso según el progreso observado o gestionar conflictos que surjan en un equipo virtual. Este saber práctico se construye con el tiempo, a través de la práctica reflexiva. Incluye también el conocimiento del marco institucional y legal, saber cómo es la cultura de aprendizaje de sus alumnos (no es igual un grupo de adultos trabajadores que de jóvenes recién salidos de secundaria), conocer las regulaciones de la institución en materia de EaD, las características socioeconómicas de sus estudiantes (para prever posibles brechas), etc. Es, en definitiva, la sabiduría que se adquiere haciendo y reflexionando sobre lo hecho, combinando intuición docente con análisis crítico.
Estos cuatro saberes –científico, teórico, técnico y práctico– no están aislados, sino que se integran en la figura del docente. Idealmente, un profesor a distancia competente combina todos:
- se apoya en la evidencia científica,
- comprende las teorías que informan su práctica,
- domina las herramientas y técnicas, y
- tiene la cancha de la experiencia para aplicarlas adecuadamente.
En términos modernos, encontramos paralelismos con el modelo TPACK (Conocimiento Tecnológico, Pedagógico y de Contenido) y el CDPIT de García Aretio, donde el docente integra saber disciplinar, saber pedagógico, saber tecnológico e investigador. En esta ocasión, añadimos el saber práctico como catalizador que ajusta esa integración al contexto real.
LAS TECNOLOGÍAS EMERGENTES
Las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y el learning analytics, están añadiendo capas nuevas a estos saberes. Por ejemplo:
- Dentro del saber técnico ahora entra el entender cómo funcionan (aunque sea a nivel funcional) los algoritmos de recomendación o los sistemas adaptativos, para poder interpretarlos y usarlos críticamente.
- Dentro del saber científico, emergen líneas de investigación sobre aprendizaje con IA, neuroeducación, etc., que un docente curioso puede explorar.
Lo importante es que el conocimiento necesario para enseñar a distancia se amplía continuamente. Por ello, en la siguiente entrada hablaremos de las competencias específicas (derivadas de estos saberes) que un docente debe desarrollar, y posteriormente, abordaremos cómo formarse permanentemente para mantener actualizado este acervo.
En fin, los paradigmas educativos de la EaD han evolucionado desde modelos centrados en la entrega de contenidos hacia modelos centrados en el aprendizaje colaborativo y conectado, y esto exige a los docentes ampliar y profundizar sus saberes. Un profesor a distancia del siglo XXI debe ser a la vez conocedor de la pedagogía clásica y de las tendencias actuales, competente en tecnología y reflexivo sobre su propia práctica. Solo así podrá dar respuestas pertinentes en entornos tan cambiantes. La actualización permanente de estos saberes será tema de discusión en entradas posteriores, pero desde ya subrayamos que la profesionalización (como vimos en entrada anterior) implica asumir el compromiso de aprender y reaprender de forma continua.
CONCLUSIÓN
La educación a distancia (EaD) ha pasado de ser una opción periférica a situarse en el centro de la transformación educativa contemporánea. Este cambio se enmarca en una sociedad digital, líquida y volátil que exige una revisión profunda de los paradigmas educativos tradicionales y de los saberes que debe dominar el profesorado. En consonancia con el modelo CDPIT, abordado en una entrada anterior, esta reflexión analiza cómo los nuevos enfoques pedagógicos y tecnológicos redefinen el rol docente en contextos no presenciales.
Los paradigmas educativos vinculados a la EaD han evolucionado de forma evidente. En sus inicios, predominaban modelos conductistas y tecnicistas, enfocados en la transmisión unidireccional de contenidos a través de medios impresos o audiovisuales. Con la incorporación de las TIC y el desarrollo de teorías centradas en el estudiante, emergieron enfoques más interactivos, colaborativos y constructivistas, basados en la autonomía del aprendiz y en la interacción social mediada. El paradigma actual promueve la construcción activa del conocimiento y valora el diálogo didáctico mediado.
La digitalización ha supuesto un cambio de paradigma por sí sola, al romper con los límites espacio-temporales de la educación convencional e introducir modalidades totalmente en línea, híbridas o combinadas. Pero más allá de la incorporación de tecnología, se requiere una transformación profunda del pensamiento pedagógico, incluyendo el diseño metodológico y la evaluación.
Este contexto demanda una pedagogía digital crítica y humanista, capaz de integrar tendencias como el aprendizaje ubicuo, la gamificación o la inteligencia artificial sin perder el foco en lo humano. Ante esta transformación, el docente de EaD debe desarrollar una serie de saberes interrelacionados. Se proponen cuatro ámbitos clave:
- Saber científico, basado en la comprensión de fundamentos y evidencias empíricas de la investigación sobre el aprendizaje en línea.
- Saber teórico, que implica el conocimiento profundo de teorías de la EaD y del aprendizaje, modelos de EaD y principios pedagógicos, proporcionando el marco conceptual necesario.
- Saber técnico, relacionado tanto con el manejo de herramientas digitales como con la capacidad para diseñar, tutorizar y evaluar en entornos virtuales.
- Saber práctico, que se construye con la experiencia y la reflexión sobre la acción.
La aparición de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial o la analítica de datos, amplía y complejiza estos saberes, exigiendo al docente una actitud de aprendizaje permanente.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE
- ¿Qué paradigmas pedagógicos predominan actualmente en nuestros programas de EaD? ¿Se observan rezagos de enfoques transmisivos o, por el contrario, se incentiva explícitamente un enfoque colaborativo y centrado en el estudiante?
- En cuanto a los saberes del docente, ¿cómo evalúa cada profesor sus fortalezas y debilidades? Por ejemplo, ¿se siente sólido en lo teórico pero inseguro en lo técnico, o viceversa? Y a nivel institucional, ¿qué acciones se podrían tomar para equilibrar esos saberes (talleres de actualización científica, formación en tecnología educativa, comunidades de práctica para compartir experiencias)?
FUENTES
- Bauman, Z. (2002): Modernidad líquida. Barcelona: Paidós.
- Bauman, Z. (2007). Los retos de la educación en la modernidad líquida. Barcelona: Gedisa.
- García Aretio, L. (1994). La acción docente en la educación a distancia. En La formación en educación de personas adultas (3 volúmenes). MEC
- García Aretio, L. (2001). La educación a distancia: De la teoría a la práctica. Barcelona: Ariel.
- García Aretio (2012). Saberes sobre la Educación a Distancia I. El saber práctico (12,25). Contextos universitarios mediados.
- García Aretio (2012). Saberes sobre la educación a distancia II. El saber técnico (12,26). Contextos universitarios mediados.
- García Aretio (2012). Saberes sobre la educación a distancia III. El saber científico (12,27). Contextos universitarios mediados.
- García Aretio (2012). Saberes sobre la educación a distancia (y IV). El saber teórico (12,28). Contextos universitarios mediados.
- García Aretio, L. (2020). Los saberes y competencias docentes en educación a distancia y digital. Una reflexión para la formación. RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 23(2).
- Garrison, D. R., Anderson, T., & Archer, W. (2000). Critical inquiry in a text-based environment: Computer conferencing in higher education. The Internet and Higher Education, 2(2-3), 87-105.
- Reeves, T., y Reeves, P. (2015). Educational Technology Research in a VUCA World. Educational Technology, 55(2), 26-30.
García Aretio (22 de mayo de 2025). Paradigmas educativos y saberes necesarios para la EaD (C.EaD-40). Contextos universitarios mediados. Recuperado 8 de junio de 2025 de https://doi.org/10.58079/13zun
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