Por Lorenzo García Aretio
Hoy exponemos una síntesis de aspectos esenciales del noveno artículo de RIED más citado de 2021, de entre todos los publicados (34) en ese año, Vols. 24(1) y 24(2). Es decir, uno de los artículos de RIED que más impacto han generado. Al final aparece la referencia del trabajo y el enlace para poder consultarlo, junto a las fuentes bibliográficas del artículo. Las citas en este caso hasta el día de la fecha en Google Scholar, son un total de 67. Y, por otra parte, aquí se muestran todos los artículos resumidos en esta serie.
El avance y la penetración de las tecnologías digitales en los entornos educativos, especialmente en los procesos de enseñanza, han sido notables en los últimos años, experimentando un crecimiento masivo como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Este fenómeno ha sido objeto de extensos estudios que documentan los beneficios de su aplicación en la enseñanza, así como en la evaluación y el feedback. No obstante, a pesar de la proliferación de tecnologías en estos ámbitos, los modelos pedagógicos de evaluación y la concepción del feedback suelen seguir patrones tradicionales, con una participación limitada del estudiante. Sin embargo, se observa un cambio gradual hacia un nuevo paradigma donde el estudiante asume un papel más activo y responsable en la autorregulación de su aprendizaje, incluyendo la evaluación y el feedback como componentes esenciales.
Desde esta perspectiva, se reconoce que la tecnología no solo facilita tareas como la gestión de información o la automatización de procesos de calificación, sino que también desempeña un papel crucial en apoyar al estudiante en su proceso de aprendizaje autorregulado. Esto implica que la tecnología debe proporcionar herramientas que permitan al estudiante comprender las tareas, los criterios de evaluación, monitorear su progreso, ser consciente de sus procesos de aprendizaje y reflexionar sobre la calidad de sus producciones.
El presente trabajo se propone analizar la contribución específica de las tecnologías digitales en los procesos de feedback autorregulador en la educación superior. La evaluación se reconoce como un elemento fundamental para el aprendizaje efectivo, ya que guía el proceso de enseñanza y aprendizaje. Se ha evolucionado desde una perspectiva centrada en la evaluación del aprendizaje hacia una que enfatiza la evaluación para el aprendizaje, destacando su función formativa en el proceso educativo.
En este contexto, la evaluación formativa se concibe como parte integral de un proceso continuo, donde el feedback juega un papel crucial. Se reconoce que el feedback estructurado por el profesor, inicialmente fue considerado como una estrategia para evitar el aprendizaje por ensayo y error, pero con el tiempo se ha evolucionado hacia visiones donde el estudiante asume un rol más activo. La evaluación entre iguales se presenta como un medio para promover el desarrollo del juicio evaluativo y la autorregulación del estudiante, al permitirles apropiarse de los criterios de evaluación y reflexionar sobre su propio trabajo y el de sus pares.
El concepto de juicio evaluativo, entendido como la capacidad del estudiante para tomar decisiones sobre la calidad de su propio trabajo y el de los demás, se destaca como un elemento clave para el aprendizaje autorregulado y el desarrollo de la competencia de aprender a aprender. Este concepto se vincula con los procesos de autorregulación, que incluyen dimensiones cognitivas, metacognitivas y emocionales, y se asemejan a las fases del feedback.
Se reconoce que la tecnología puede proporcionar un importante soporte a estos procesos, permitiendo una retroalimentación más informativa, eficiente y rentable. Sin embargo, se señala la necesidad de superar un enfoque tradicional del feedback y utilizar la tecnología para promover el aprendizaje autorregulado, apoyando las diversas fases de planificación, realización y autorreflexión del mismo.
En suma, el estudio propuesto busca identificar si las propuestas tecnológicas existentes se alinean con un enfoque tradicional del feedback o si realmente contribuyen al desarrollo de procesos de aprendizaje autorregulado. Se destaca la importancia de avanzar hacia un modelo donde el estudiante asuma un rol más activo en su proceso de evaluación y feedback, aprovechando el potencial de la tecnología para apoyar este cambio de paradigma en la educación superior.
Así, en el artículo, los autores presentan los resultados de un proceso de revisión sistemática sobre las aportaciones recientes que la bibliografía de referencia realiza en torno al rol de la tecnología para soportar el feedback.
El análisis de las publicaciones revela una amplia gama de desarrollos tecnológicos relacionados con diferentes tipos de feedback, que van desde la provisión de información sobre el rendimiento hasta enfoques que enfatizan la interacción entre el estudiante y el sistema. Sin embargo, hay una escasez de trabajos que aborden el feedback como una acción activa por parte del estudiante.
La omnipresencia de las tecnologías digitales en los entornos de aprendizaje actuales ha reforzado la importancia de la evaluación formativa, que ahora se considera aún más crucial para satisfacer las demandas educativas del siglo XXI. En este contexto, se reconoce que las tecnologías pueden facilitar prácticas pedagógicas centradas en el pensamiento crítico y la resolución de problemas complejos. Sin embargo, se señala que las evaluaciones tradicionales, como las calificaciones y las pruebas estandarizadas, no son suficientes para proporcionar retroalimentación individualizada y constructiva necesaria para la formación.
Aunque se reconoce el potencial de la autoevaluación y la evaluación por pares para promover habilidades metacognitivas y de autorregulación en los estudiantes, se observa que las tecnologías rara vez contribuyen significativamente a estos procesos. Además, se destaca que la participación de los estudiantes, aunque documentada, a menudo se limita a actividades que siguen un paradigma tradicional de enseñanza-aprendizaje.
En cuanto a la integración de tecnologías en el diseño de actividades educativas, se observa que, en la mayoría de los casos, la tecnología se utiliza como un sustituto de métodos preexistentes sin modificar ni redefinir significativamente las actividades de aprendizaje. Aunque se logran mejoras funcionales, como una mayor velocidad en la retroalimentación, no se desarrollan cambios significativos en los procesos de aprendizaje.
Además, se destaca que hay una falta de investigaciones que aborden el cambio de roles y procesos cognitivos y metacognitivos que la tecnología puede promover en los estudiantes. El potencial de la tecnología para empoderar a los estudiantes en sus propios procesos de aprendizaje, particularmente en el desarrollo del juicio evaluativo y la autorregulación, sigue siendo poco explorado.
En resumen, aunque se reconocen los avances en la integración de tecnologías en la educación, persisten desafíos importantes en términos de aprovechar plenamente el potencial de la tecnología para transformar los procesos de aprendizaje y promover la autorregulación de los estudiantes. Se destaca la necesidad de continuar investigando en este ámbito para avanzar en la comprensión y la implementación efectiva de la tecnología en la educación.
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