Ya apuntaba en mi entrada anterior que a aquella inicial taxonomía de Bloom le salieron muchos "arreglistas" que trataron de mejorarla, actualizarla, complementarla. Quizás la actualización que más recorrido ha tenido ha sido la que llevaron a cabo Anderson, Krathwohl y Bloom (2001), denominada como Taxonomía revisada de Bloom. En la presentación de esta publicación, señalan que:
"...El marco facilita la exploración de planes de estudio desde cuatro perspectivas: qué se pretende enseñar, cómo se debe enseñar, cómo se debe evaluar el aprendizaje y qué cómo se alinean los objetivos, la instrucción y las evaluaciones para una educación efectiva".
En esta revisión, en lugar de sustantivos en las categorías, propios de la taxonomía original, utilizaron verbos (en lugar de comprensión, comprender...), sustituyeron la síntesis, por el verbo crear que lo ubicaron en la cima de la pirámide, por encima de evaluar. Es de destacar que esta categoría, crear, puede superar parte de las críticas relativas a la excesiva concreción, jerarquización, constreñimiento..., respecto a las conductas esperadas en esta pedagogía por objetivos. La creación supone un canto a la autonomía, a la inventiva, a la imaginación, obviamente, a la creatividad de los estudiantes. En fin, éstas serían las categorías ordenadas de la nueva propuesta.
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