viernes, 14 de marzo de 2025

80 años. Compendio EaD (13). Principios pedagógicos permanentes, válidos y potenciados en entornos virtuales

 Por Lorenzo García Aretio

Vamos a continuar con el Módulo I de esta serie. Serie, recordamos, que compendia la producción del autor de este blog (yo mismo) sobre educación a distancia (EaD), a lo largo de más de cuatro décadas, coincidiendo con el año en que celebro mi 80 cumpleaños. Y siempre tratando de presentar los temas o entradas basándolos en lo que han sido mis aportaciones durante este tiempo, pero aprovechando para actualizar al momento del conocimiento actual. Hoy toca referirnos a los principios pedagógicos de siempre, que también atraviesan o deberían atravesar las acciones educativas en los formatos educativos no presenciales. Y parece que algunos los descubren ahora, en la era digital. Veamos.

La formación integral de la persona, su plena personalización y el desarrollo de sus potencialidades, tanto individuales como sociales, deben ser objetivos esenciales de cualquier proceso educativo, ya sea presencial o a distancia. Esta visión, que entiende la educación como medio para “completar” el inacabado ser biopsicosocial, tiene sus raíces en tradiciones pedagógicas de largo recorrido (García Hoz, 1981; Marín, 1995; García Aretio, 2016), muchos de ellos anclados a la corriente pedagógica de la Escuela Nueva de finales del siglo XIX. Al formar al individuo se busca que descubra sus características diferenciales, alcance su autorrealización y se integre activa y críticamente en la sociedad, asumiendo los valores culturales de su entorno.

Este equilibrio entre individualización y socialización no es una novedad en la historia de la pedagogía; por el contrario, ha guiado el quehacer de numerosas corrientes educativas a lo largo de los siglos. Lo interesante es observar cómo, en la educación a distancia, por su propia naturaleza de separación física, pero con una vinculación intencionada, estos principios se han aplicado con especial énfasis, mucho antes de la era digital. De hecho, teóricos de la EaD de las décadas de 1960 a 1980 (Peters, Holmberg, Wedemeyer, Moore, entre otros) recogieron estos fundamentos y los integraron en propuestas metodológicas que, aun utilizando soportes tradicionales (correspondencia, radio, televisión, teléfono, tutorías presenciales puntuales), resaltaban la autonomía del estudiante, la importancia de la tutoría y la necesidad de una comunicación, aunque fuera lenta o diferida.

Con la irrupción de Internet y las tecnologías digitales se ha tendido a presentar ciertos principios o modelos pedagógicos como innovadores, cuando en realidad ya formaban parte de la tradición educativa y, de manera muy patente, de la EaD convencional. La gran diferencia es que, gracias a la conectividad, al almacenamiento masivo de contenidos, a la posibilidad de colaboración en tiempo real, a la ubicuidad de dispositivos y a la inmediatez de la retroalimentación, esos mismos principios se ven hoy reforzados y adquieren una proyección más amplia. Dicho de otro modo, la digitalización no inventa la individualización, la socialización, la colaboración, la actividad, la autonomía, la creatividad, etc., sino que brinda nuevas posibilidades para llevarlos a la práctica. Con ello surgen, además, ciertos riesgos, como la brecha digital o el uso meramente instrumental de las tecnologías, que deben abordarse con rigor pedagógico.

Ya decíamos (García Aretio, 2016) que al pasar de la educación presencial a la modalidad convencional a distancia o a una basada en soportes tecnológicos y entornos virtuales, la esencia pedagógica y esos grandes principios permanecen; lo que cambia son los medios, los ritmos y las vías de comunicación entre los agentes educativos. Por ello, no hablamos de un paradigma completamente nuevo, sino de una continuidad que aprovecha las nuevas herramientas para profundizar en valores y fundamentos ya consolidados por la tradición didáctica y por los teóricos sólidos de la EaD.

A continuación, se exponen los grandes principios pedagógicos permanentes, varios relacionados entre sí, que continúan sirviendo de cimiento teórico para la educación a distancia, evidenciando cómo las tecnologías actuales no alteran su esencia, sino que la potencian a un nuevo nivel.

CENTRALIDAD DEL ESTUDIANTE

La “Centralidad del estudiante” en la EaD es la adaptación del principio del Paidocentrismo de la Escuela Nueva, referido a los niños en edad escolar. Implica este principio básico que el diseño y la implementación de cursos se centran en las necesidades, características y experiencias de aprendizaje de los estudiantes.

Además, la “Centralidad del estudiante” en la EaD también requiere un apoyo y acompañamiento continuo de tutores y profesores, así como una evaluación formativa que permita hacer seguimiento del progreso de cada estudiante e identificar sus dificultades. Se busca crear un entorno de aprendizaje que permita a los estudiantes alcanzar sus metas de manera exitosa, sin dejarlos solos en su proceso porque, en efecto, el alumno es el agente central de cualquier procesos educativo, también en EaD.

INDIVIDUALIZACIÓN

Ligado al principio anterior, el principio de individualización parte del hecho de que cada ser humano posee aptitudes, intereses y potencialidades singulares. La educación debe, por tanto, adaptarse a esas peculiaridades y estimular el máximo desarrollo individual. Se trata de que, actuando simultáneamente sobre un grupo de alumnos, se centre la acción educativa en una atención individua­li­zada cifrada en adaptar objetivos, conte­nidos, motivación, recursos, métodos, activida­des, etc., a las carac­te­rísticas diferenciales de cada uno, a la medida de cada cual. Esa es la forma de desarro­llar al máximo todas las potencia­lidades del individuo, tarea fundamental de la educa­ción.

En la EaD, el estudio por correspondencia, complementado posteriormente por la radio, la televisión y las tutorías puntuales, ofrecía ya cierta flexibilidad para que cada alumno estableciera su propio ritmo y ruta de aprendizaje, siempre con el apoyo de la institución que orientaba y asesoraba. Hoy, las plataformas, los LMS, permiten individualizar aún más la experiencia, incorporando itinerarios adaptativos y recursos variados. No obstante, es imprescindible que la individualización se combine con la socialización y un acompañamiento tutorial que evite la excesiva “soledad” del alumno.

SOCIALIZACIÓN E INTERACCIÓN

El ser humano es, por naturaleza, un ser social que necesita la interacción con sus pares y con la cultura para desarrollarse plenamente. Desde hace décadas se viene subrayando la dimensión comunitaria y cooperativa de la educación.

Aunque la EaD implica una separación física, desde sus inicios se han implementado estrategias como la correspondencia, las tutorías grupales, las audioconferencias y los encuentros presenciales, para fomentar la relación alumno-tutor y de estos entre sí. Hoy, la red refuerza la comunicación multidireccional a través de foros, chats, videoconferencias, wikis y redes sociales, lo que potencia el aprendizaje colaborativo y cooperativo. Estas herramientas ayudan a combatir la sensación de aislamiento y a crear un sólido sentido de comunidad virtual.

ACTIVIDAD

El principio de la actividad exige que el estudiante sea protagonista de su aprendizaje, un enfoque resumido en la máxima “aprender haciendo”. Como defendieron los impulsores de la Escuela Nueva, la participación activa y reflexiva es preferible a la mera recepción pasiva de información.

En modalidades de EaD, la ausencia de la presencia física constante del profesor impulsaba la lectura crítica, la realización de ejercicios y el empleo de actividades de autoevaluación. Sin un diseño adecuado, existía el riesgo de caer en una memorización mecánica. Hoy, los proyectos colaborativos en línea, los laboratorios virtuales, las simulaciones y los cuestionarios automatizados fomentan la implicación constante y ofrecen un feedback casi inmediato, reforzando el “aprender haciendo” y el compromiso del discente.

AUTONOMÍA E INDEPENDENCIA

La autonomía y libertad se refieren a la capacidad del individuo para gestionar su propio proceso de aprendizaje, eligiendo tiempos, ritmos e incluso la secuencia de contenidos. Wedemeyer y Moore ya destacaban la “independencia” en la EaD, en la que la ausencia permanente del docente requería de una fuerte autorregulación y disciplina personal.

Hoy, el acceso permanente a las plataformas virtuales permite combinar contenidos y actividades a conveniencia del alumno, lo que potencia su autonomía y libertad. Sin embargo, es vital equilibrarla con un acompañamiento tutorial que evite que esa independencia se convierta en aislamiento.

EDUCACIÓN PERMANENTE

Aunque ya se abordó el tema con más dedicación y profundidad en una anterior entrada, cabe señalar que la educación permanente es un principio fundamental en una sociedad caracterizada por rápidos cambios tecnológicos, sociales y laborales. Este concepto trasciende la formación inicial para extenderse a lo largo de todo el ciclo vital, abarcando la actualización continua de competencias, el reciclaje y la búsqueda constante de nuevas oportunidades de aprendizaje.

Las universidades a distancia han jugado un papel decisivo en la promoción de la educación permanente, democratizando el conocimiento a través de métodos flexibles y escalables que responden a las demandas de formación continua y a la necesidad de adaptación en el entorno laboral y social.

INTUICIÓN

El principio de intuición enfatiza la importancia de la percepción directa de la realidad, o de sus representaciones cercanas como base para la comprensión. Tanto Comenio como Pestalozzi insistieron en que nada llega al entendimiento sin pasar antes por la experiencia sensorial.

En la EaD, lejos de limitarse a textos, se han empleado materiales audiovisuales e impresos con alto contenido icónico para acercar lo menos concreto. Incluso los medios tradicionales favorecían una experiencia indirecta que, hoy, se amplía con el vídeo, simulaciones, laboratorios remotos y realidad aumentada, ofreciendo entornos inmersivos que transforman lo meramente sensorial en aprendizaje significativo.

CREATIVIDAD

La creatividad implica la capacidad de generar ideas, soluciones o productos originales y valiosos y es esencial en un mundo en constante cambio.

En la EaD, la elaboración de trabajos, la resolución de problemas y la realización de proyectos han fomentado históricamente la originalidad y la innovación. La distancia, en cierto modo, obligaba a pensar de forma autónoma. Hoy, el acceso a recursos multimedia, la difusión de resultados a un público global y el uso de aplicaciones colaborativas, como editores compartidos o herramientas de diseño cooperativo, amplían las oportunidades creativas, siempre que el diseño didáctico estimule la iniciativa y evite la simple repetición o copia.

Otro principio pedagógico de gran relevancia en la EaD es el del juego. Dado su potencial en los entornos virtuales, el JUEGO Y LA GAMIFICACIÓN serán objeto de un análisis específico en una entrada posterior.

PROPUESTAS PARA FORTALECER ESTOS PRINCIPIOS EN ENTORNOS VIRTUALES

Para lograr un diseño pedagógico óptimo basado en estos principios permanentes, podríamos considerar las siguientes acciones:

  • Fomentar la interacción y la colaboración:
    Diseñar actividades y proyectos cooperativos (foros, debates, trabajos grupales) que combatan la soledad del estudiante, fortalezcan el aprendizaje social y consoliden el sentido de pertenencia y la motivación.
  • Mantener la flexibilidad y la personalización:
    Ofrecer itinerarios alternativos, recursos diversos y un acompañamiento adecuado, promoviendo que cada alumno avance según su ritmo y estilo de aprendizaje sin perder la coherencia curricular.
  • Equilibrar la autonomía con el apoyo tutorial:
    La independencia en el estudio no debe desembocar en abandono. El tutor, como figura humana, es imprescindible para orientar, retroalimentar y sostener la motivación, complementado con sistemas automatizados.
  • Diseñar actividades que promuevan la creatividad y la reflexión:
    Incluir tareas que requieran producción original, resolución de problemas o búsqueda crítica de información, evitando el mero consumo pasivo de contenidos.
  • Evitar el tecnocentrismo:
    La introducción de plataformas y dispositivos debe subordinarse a una estrategia pedagógica clara. La tecnología es un medio para facilitar el aprendizaje, no el fin en sí mismo.
  • Velar por la inclusividad y la equidad:
    Es esencial comprometerse con la democratización del conocimiento, atendiendo a la brecha digital, las necesidades especiales de accesibilidad y las particularidades culturales de los estudiantes.

REFLEXIONES FINALES

El recorrido expuesto demuestra que los principios pedagógicos permanentes siguen siendo el núcleo de todo proceso educativo de calidad, independientemente de la modalidad. La educación a distancia, desde hace décadas, ha aplicado estos fundamentos y, en la sociedad digital, se reafirman y potencian mediante la transformación tecnológica.

Lo esencial radica en el diseño del proceso educativo, que debe incentivar la participación, la tutoría activa y la personalización. Si bien las tecnologías facilitan mayor rapidez e inmediatez, no garantizan por sí solas la calidad formativa; el sustrato pedagógico sigue siendo determinante. El reto consiste en aprovechar la transformación digital para hacer estos principios más visibles y efectivos, evitando caer en tecnocentrismos o en la sobreabundancia de recursos que puedan entorpecer la claridad pedagógica.

En definitiva, la educación a distancia mediada por las tecnologías no es un “invento” contemporáneo, sino la evolución de una tradición con más de un siglo de historia, que confirma la vigencia de fundamentos pedagógicos sólidos y humanistas, capaces de crecer al ritmo de la innovación tecnológica y de favorecer un aprendizaje cada vez más abierto, significativo e inclusivo.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE

  1. Individualización y socialización ¿Cómo lograr el equilibrio entre la atención personalizada y la formación de comunidades de aprendizaje en los entornos virtuales, evitando tanto la soledad del alumno como la masificación descontrolada?
  2. Intuición y creatividad. En entornos virtuales, ¿de qué manera podríamos aprovechar las tecnologías emergentes (realidad virtual, laboratorios remotos, aplicaciones de diseño colaborativo) para potenciar el aprendizaje intuitivo y la producción creativa, sin caer en el mero entretenimiento tecnológico?

FUENTES

  • García Aretio, L. (1989). Para qué la educación a distancia. A Distancia, junio.
  • García Aretio, L. (2002). Lo que cambia y lo que no cambia en la educación a distancia de hoy. Red Digital, núm. 1.
  • García Aretio, L. (2012). Principios pedagógicos clásicos en el currículum, también en educación a distancia. En M. Morocho y C. Rama (Eds.), Las nuevas fronteras de la educación a distancia. Virtual Educa-UTPL.
  • García Aretio, L. (2016). El juego y otros principios pedagógicos. Su pervivencia en la educación a distancia y virtual. RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 19(2),
  • García Hoz, V. (1993). Tratado de educación personalizada 1: Introducción general a una pedagogía de la persona (Vol. 1). Ediciones Rialp.
  • Marín Ibáñez, R. (1995). Principios de la educación contemporánea. Rialp.

García Aretio (20 de febrero de 2025). 80 años. Compendio EaD (13). Principios pedagógicos permanentes, válidos y potenciados en entornos virtuales. Contextos universitarios mediados. Recuperado 9 de marzo de 2025 de https://doi.org/10.58079/13cfd

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