lunes, 17 de marzo de 2025

Bosque semántico: vigor de la expresión “Educación a Distancia”.

 Por Lorenzo García Aretio

De aquella inicial educación a distancia, de probada calidad y eficacia, se ha transitado a multitud de modelos institucionales, organizativos, tecnológicos y pedagógicos que vienen a culminar en una enseñanza y aprendizaje que aprovecha las posibilidades de una comunicación y colaboración ubicuas, instantáneas, permanentes y sostenidas, cuestión impensable décadas atrás donde sólo se concebía la relación presencial, apoyada generalmente en recurso que podrían utilizarse también en la distancia, el libro de texto y el docente. Toda esta evolución metodológica vino dando lugar a una multiplicidad de conceptos y expresiones que trataban de denominar a estas nuevas prácticas educativas y que llegan a generar cierta confusión.

Quizás la raíz de esta multiplicidad terminológica puede provenir de que las realizaciones prácticas de educación, sobre todo, en formatos virtuales han olvidado o, al menos, en ellas no se percibe un anclaje claro y decidido en las propuestas teóricas realizadas tras investigaciones generadas en torno a la enseñanza por correspondencia y a la convencional EaD. Quizás podríamos encontrar una aproximación más abarcadora en la Teoría del Diálogo Didáctico Mediado.

Desde luego, en los últimos años y en lo referente a los sistemas digitales de enseñanza y aprendizaje, las teorías pedagógicas no han sido capaces de estructurar conceptualmente, de una forma más o menos consensuada, ese bosque semántico al que nos queremos referir. Y la velocidad de la asunción de nuevas tecnologías que fueron integrándose en estos procesos educativos lo complicaron todo un poco más.

Es probable que en la literatura científica, se ha venido abusando de mostrar sólo experiencias sobre qué es o cómo se hace o utiliza acá o allá una tecnología, una herramienta, un curso, una experiencia. Aún muchos autores que tratan de estudiar el tema continúan limitándose a mostrar datos descriptivos, perfiles, resultados sobre la experiencia, etc. Aunque todo eso sea positivo y necesario para describir una realidad y, quizás en muchos casos, para explicarla, parece no haber sido suficiente.

Por supuesto que los sistemas digitales de enseñanza y aprendizaje, la educación digital, el aprendizaje digital, nos están exigiendo nuevos enfoques teóricos. Enfoques que no deberían ignorar las más clásicas teorías, sino sustentarse en ellas y profundizar en esas nuevas visiones.

Los numerosos términos que en estos años se han ido vertiendo en torno al tema obligan en cada caso a delimitarlos con el fin de conocer unívocamente a qué podemos estar refiriéndonos cuando de realizaciones prácticas o de investigaciones se trate. En lenguaje académico esto se hace siempre imprescindible, sobre todo cuando abundan tantos términos con significados idénticos, análogos o afines.

Desde la década de los años 90 del siglo pasado, en algunas ocasiones, en congresos o conferencias, el autor de esta serie, yo mismo, vine utilizando esta imagen/diapositiva, ahora actualizada, que daba fe de lo dicho anteriormente, del bosque semántico en el que nos encontramos inmersos

En la parte superior de la figura, agreguen a los prefijos “tele”, “e” y “ciber” los términos de debajo. De forma similar, en la parte inferior agreguen a las palabras “universidad, centro, instituto…” la delimitación de abajo. Las dos últimas líneas recogen otras denominaciones utilizadas. Y, con seguridad, hay más. Los lectores podrán ir completando esa figura. Realmente, como decíamos más arriba, faltaría precisar en cada ocasión de qué hablamos cuando denominamos determinadas acciones o programas de una u otra manera.

Por si eran pocos, y abundando en la inflación de términos, veamos seguidamente algunas de las más destacadas denominaciones que se asignaron históricamente a aquellas diferentes propuestas educativas de carácter no presencial, recogidas de publicaciones especializadas, según países y según el sentido último que el autor desease reflejar, aprovechando de nuestros trabajos anteriores (García Aretio, 1987, 1990, 1994, 1999, 2001 y 2014).

  • Correspondence education o correspondence study: Educación por correspondencia, donde la comunicación se realizaba de forma postal.
  • Fernunterricht – Fernstudium: Instrucción a lo lejos, enfatizando la separación física sin prácticamente interacción presencial.
  • Home study: Estudio en casa, destacando la intimidad y familiaridad del entorno doméstico.
  • Angeleitetes Selbststudium: Autoestudio guiado, que suma a la capacidad autodidacta la guía de un tutor.
  • Study without leaving production: Permitiendo la continuidad de la actividad productiva durante el proceso de aprendizaje.
  • Independent study: Estudio independiente, donde el alumno define el cuándo, dónde y cómo de su aprendizaje.
  • Industrialized form of instruction: Formación industrializada, destacando la planificación y el uso de equipos técnicos.
  • External studies: Estudios externos, asociados al modelo dual de instituciones presenciales y a distancia.
  • Teleformación, Open education/learning, Educación virtual, Online education/learning, Educación basados en la Web, eLearning, Blended-learning y Aprendizaje distribuido: Cada uno de estos términos resalta distintos matices en la mediación tecnológica, la apertura de acceso o la combinación de modalidades.

Parece apropiado señalar que el término que ha parecido a lo largo de la corta historia de estas modalidades educativas como de mayor consenso ha sido el de “educación a distancia”, a partir de los años 70 del pasado siglo y, al menos hasta finales del siglo pasado, durante las primeras generaciones de esta innovación. Dos datos, en 1972 nacía la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España y el más prestigioso organismo mundial de EaD, el International Council for Distance Education (ICDE), hasta 1982 se denominaba International Council for Correspondence Education (ICCE). A partir de entonces cobró más fuerza esta denominación.

Dicho esto, la expresión “educación a distancia” continúa siendo válida. Los dos términos clave que la componen, “educación” y “distancia”, los continuamos defendiendo también en este momento donde lo digital lo inunda todo, también la educación.

EL SIGNIFICADO DE “EDUCACIÓN” FRENTE A ENSEÑANZA

La educación es un concepto más amplio que la simple transferencia de contenidos (enseñanza) o la mera recepción de los mismos (aprendizaje). La educación alude a un proceso intencional con vistas a lograr en la persona un crecimiento integral y la adquisición de competencias y aprendizajes valiosos, mientras que la enseñanza o el aprendizaje se focalizan en acciones más puntuales. Incluso se podrían enseñar/aprender habilidades no valiosas, despreciables, incluso, y eso no sería educación.

“Educación a Distancia” es el término más comúnmente utilizado en contextos académicos, institucionales y normativos. Este uso refleja un cierto consenso que trasciende el acto de enseñar y abarca el sistema educativo en su integridad. “Enseñanza a Distancia”, aunque correcto gramaticalmente, es menos frecuente y resulta más restrictivo.

Por otra parte, la pedagogía moderna, especialmente en la modalidad a distancia, enfatiza el aprendizaje centrado en el estudiante más que la enseñanza centrada en el docente. De poco valdría enseñar si el alumno no aprende. “Educación a Distancia” se alinea mejor con esta filosofía, ya que sugiere un proceso formativo completo, mientras que “Enseñanza a Distancia” podría evocar un modelo más tradicional y unidireccional.

Finalmente, “Educación a Distancia” es lo suficientemente amplio como para incluir diversas formas de implementación (con o sin tecnología, síncrona o asíncrona, formal o informal), mientras que “Enseñanza a Distancia” podría percibirse como más rígido, asociándose principalmente con la instrucción directa y no con otros elementos del proceso educativo, como la evaluación o el acompañamiento. Si lo que ocurre en la distancia (o con mediación tecnológica) mantiene ese carácter global de formación intencional, se puede hablar de educación en un sentido estricto y pleno.

EL TÉRMINO “DISTANCIA” CUESTIONADO 

Muchos autores se han mostrado reticentes a calificar la modalidad como “a distancia” en el mundo digital, argumentando que la tecnología puede vencer o minimizar esa lejanía geográfica. ¿Sigue vigente la idea de “distancia” cuando una clase puede ocurrir en videoconferencia y en tiempo real?

Podríamos considerar una distancia física frente a cercanía afectiva. De hecho, puede existir mucha “distancia” en una clase presencial donde el docente apenas interactúa con los estudiantes y, a la inversa, puede haber gran “cercanía” en una relación virtual si hay un diálogo empático y frecuencia de contacto.

Pese a las complicaciones, se mantiene el rasgo esencial: profesor y alumno no coinciden habitualmente en el mismo espacio (aula), y esto exige una comunicación mediada por algún recurso tecnológico (sea analógico o digital). Por tanto, “distancia” describe una relación espacial diferente a la de la presencialidad continua y sistemática, aunque no tendrían que ser diferentes los efectos de una comunicación afectiva y efectiva, sea en una u otra modalidad.

¿POR QUÉ NO SIMPLEMENTE “EDUCACIÓN VIRTUAL, ONLINE, ELEARNING…”?

Si “distancia” suscita dudas, ¿por qué no hablar de…?:

  • Educación virtual: Porque para algunos, “virtual” podría oponerse a lo “real”, lo que es impreciso, ya que la educación y las relaciones en línea también son experiencias reales. Por otra parte EaD no implica necesariamente un entorno simulado o digital, como sugiere “virtual”. Por eso, su neutralidad tecnológica lo hace más inclusivo y atemporal.
  • Educación en línea: Porque “en línea” (online) presupone conectividad a internet, excluyendo formas de educación a distancia que no dependen de la red. Pero cabe la pregunta: ¿y si se utilizan también CD-ROM, grabaciones de radio o TV no conectadas a la red?. La denominación EaD supone alcance geográfico y tecnológico.
  • Educación digital: Porque centra la atención en los dispositivos digitales, lo que deja fuera cualquier estrategia basada en tecnologías analógicas (correo postal, radio, teléfono). Es decir, la flexibilidad de la denominación EaD abarca tanto lo analógico como lo digital.
  • eLearning: Porque resalta el componente electrónico. Suele ser un término técnico, asociado frecuentemente a entornos corporativos o plataformas específicas de aprendizaje en líneaLa denominación EaD tiene un enfoque más amplio y académico, no restringido al ámbito tecnológico o al entrenamiento puntual.
  • Open learning: Porque se refiere a la accesibilidad y flexibilidad en los requisitos de ingreso o en el ritmo de estudio, pero no implica necesariamente distancia física. La denominación EaD define claramente la separación geográfica como característica central.
  • Términos como “teleducación” o “educación remota” comparten similitudes con “Educación a Distancia”, pero tienen limitaciones: “teleducación” sugiere un medio tecnológico (televisión o telecomunicaciones), y “remota” puede ser confusa en algunos idiomas o contextos. “Educación a Distancia” es más neutro y universal.

Podríamos seguir agregando rótulos extraídos del gráfico de arriba. Cada uno de ellos subrayaría un aspecto (el tipo de institución, la red, lo digital, la virtualidad, lo electrónico, etc.), pero ninguno abarca tanto como el concepto de “educación a distancia”, que refiere al núcleo: la separación espacial (y a menudo temporal) profesor-estudiante, compensada por el diseño institucional y la mediación tecnológica. Por otra parte, ninguna de esas denominaciones anula la posible pertinencia de usar el término “a distancia” cuando existe habitual separación física y la mediación es esencial, no complementaria.

VIGOR Y UTILIDAD DE LA DENOMINACIÓN “EDUCACIÓN A DISTANCIA”

Como resumen, aunque, insistimos, muchos consideren que “EaD” pueda sonar antiguo, convendría repasar sus bases conceptuales:

  • Dos grandes agentes: La educación implica un docente (o equipo) que planifica, diseña y evalúa, y un discente que participa y aprende.
  • Separación espacial y temporal frecuente: El aula se reemplaza por la mediación tecnológica, imprescindible para la interacción.
  • Dimensión institucional: Este proceso no se reduce a la autoformación, pues hay una organización que respalda, supervisa y acredita.
  • Diálogo didáctico mediado: Es el núcleo. El “a distancia” implica que la comunicación educativa no se produce en un espacio físico compartido.

En consecuencia, destacaríamos la denominación “Educación a Distancia” porque consideramos que tiene un valor superior y central frente a los otros términos, por su:

  • Universalidad: Cubre cualquier método o tecnología, desde el correo postal hasta las plataformas digitales actuales, sin excluir contextos históricos o socioeconómicos.
  • Claridad: Su foco en la separación física entre docente y estudiante es inequívoco, evitando confusiones con otras características (tecnología, accesibilidad, mezcla presencial).
  • Legitimidad: Es el término preferido en ámbitos académicos, legales y por organismos internacionales como la UNESCO, lo que le da un respaldo institucional sólido.
  • Inclusividad: No discrimina entre niveles educativos (primaria, secundaria, superior) ni entre formatos (formal, no formal).

Por tanto, “Educación a Distancia” sigue siendo, de modo abarcador, el término que designa la modalidad en que los docentes y los alumnos, separados físicamente, mantienen una relación educativa planificada, basada en uno o más sistemas de comunicación, ya sean analógicos o digitales.

CONCLUSIONES Y APUNTES PARA LA SIGUIENTE ENTRADA

La multiplicidad terminológica apuntada ha provocado la metáfora utilizada por quien suscribe este texto, bosque semántico, donde proliferan denominaciones que enfatizan distintas aristas tecnológicas, metodológicas o institucionales, pero que, en gran medida, describen la misma esencia: procesos formativos con separación espacio-temporal y comunicación mediada. La denominación “educación a distancia” mantiene su vigencia, pues abarca la globalidad del fenómeno más allá de la tecnología prioritaria en cada momento histórico. Es un término abarcador y preciso, y con una base histórica y conceptual que lo hace superior a las alternativas mencionadas. Su valor radica en su capacidad para describir la esencia de la modalidad —la distancia— sin imponer supuestos tecnológicos o metodológicos.

En la entrada siguiente, profundizaremos en el concepto de “educación a distancia digital”, atendiendo a qué supone la implantación masiva de los dispositivos y redes informáticas y de qué manera el término “digital” complementa, más que anula, al término “a distancia”.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE

  • Impacto de la Digitalización. ¿De qué manera la integración masiva de tecnologías digitales está redefiniendo los límites entre la educación presencial y la no presencial, y cuáles son las implicaciones para el concepto tradicional de “educación a distancia”?
  • Integración de Enfoques Pedagógicos. ¿Es posible fusionar las teorías pedagógicas clásicas con los nuevos modelos digitales para crear un marco teórico coherente que abarque la complejidad del “bosque semántico”, o se requiere el desarrollo de nuevos paradigmas para entender la educación en la era digital?

FUENTES

  • García Aretio, L. (1987). Para uma definiçao de educaçao à distância. Tecnologia educacional. Associaçao Brasileira de Tecnologia Educacional, nº 78/79.
  • García Aretio, L. (1990). “Un concepto integrador de enseñanza a distancia”. Villarroel, A. y Pereira, F. La educación a distancia: desarrollo y apertura. Caracas: UNA-ICDE, pp. 46-51.
  • García Aretio, L. (1994). Educación a distancia. Bases conceptuales. En Educación a distancia hoy. UNED.
  • García Aretio, L. (1999). Fundamentos y componentes de la educación a distancia. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia (RIED)2(2).
  • García Aretio, L. (2001). Bases conceptuales. En La educación a distancia. De la teoría a la práctica. Ariel.
  • García Aretio, L. (2014). La educación a distancia. Conceptos básicos. En Bases, mediaciones y futuro de la EaD en la sociedad digital. Síntesis.
  • García Aretio, L. (2020). Bosque semántico: ¿educación, enseñanza, aprendizaje a distancia, virtual, en línea, digital, eLearning…?. RIED-Revista Iberoamericana de Educación a Distancia23(1).

García Aretio (24 de febrero de 2025). 80 años. Compendio EaD (14). Bosque semántico: vigor de la expresión “Educación a Distancia”. Contextos universitarios mediados. Recuperado 9 de marzo de 2025 de https://doi.org/10.58079/13czu

No hay comentarios: