Escribe: Miguel Zapata Ros
La sociedad ha cambiado, sin
embargo la educación en general sigue estando organizada de acuerdo a unas
pautas de una sociedad que ya no existe.
Por otro lado hay factores que
son invariantes al tipo de sociedad, como por ejemplo la existencia de
configuraciones y de necesidades individuales de aprendizaje.
Así comienza la introducción del material que utilizamos en la asignatura de Sociedad de la Información y del Conocimiento del máster de Alcalá que imparto. Las ideas están obtenidas del articulo de Reigeluth (2012) que aparece en el número especial de RED de septiembre.
En estos materiales profundizaremos
sobre las características, la naturaleza, y el sentido de los cambios que
configuran la sociedad actual y que tienen repercusión sobre distintas
dimensiones sociales, pero especialmente sobre la educación. También
abordaremos aquellos aspectos básicos que permanecen invariantes, como son las
necesidades individuales de aprendizaje.
Según Reigeluth (2012) una de las
pocas cosas que prácticamente todos los teóricos, los docentes y los
profesionales de la educación y la formación están de acuerdo es en que las
personas aprenden a ritmos diferentes y tienen diferentes necesidades y
capacidades de aprendizaje.
Nuestro sistema de educación,
basado en las condiciones y en las características de la sociedad industrial de
unidad de tiempo y de lugar para la producción, está organizado para
enseñar a un grupo de alumnos una cantidad fija de contenidos. Los alumnos más
lentos se ven obligados a pasar antes de haber dominado el contenido, con
aprendizajes defectuosos o incompletos, que se van acumulando a un déficit
progresivo que hace que cada vez sea más difícil aprender y acaban por
abandonar o por culminar , en el mejor de los casos, con un nivel de
aprendizaje ficticio. Los alumnos con más capacidad se aburren con frecuencia,
debido a que su ritmo de comprensión es superior al estándar, y pierden un
tiempo muy valioso esperando al resto para seguir adelante, lo cual además de
frustraciones personales supone un desperdicio cuantioso de talento que
nuestras empresas y nuestra sociedad en general no puede permitirse, y que
necesitan con urgencia. Sobre todo en sociedades tecnológicamente mas
retrasadas o en sociedades donde el esfuerzo se considera como un valor
relativo.
Sería deseable pues, en estas
condiciones, un sistema que fuese más eficiente, social e individualmente, en
su diseño para optimizar el aprendizaje y para una
justa satisfacción personal. De manera que no obligase a los alumnos
a pasar antes de aprender o con un mal aprendizaje, y que no retrasase a los
más talentosos.
Pero la cuestión es que nuestro
modelo actual de educación y de formación nació y se desarrolló durante la era
industrial de acuerdo con la ética weberiana
del trabajo. En esa época las sociedades no podían permitirse el lujo de educar
a todos hasta los niveles más altos. Tampoco existía esa necesidad, ni esa
conciencia.
Posteriormente sí, pero el mundo
del trabajo no admite, de forma sostenible, en los niveles más altos a todos
los titulados.
Pero volviendo a la era
industrial, lo predominante era el trabajo manual, poco cualificado, y a medida
que se progresaba en la cualificación se progresaba en la escala social.
De hecho, si se hubiera educado a
todos en los niveles más altos, muy pocos hubieran estado dispuestos a trabajar
en las cadenas de montaje, en trabajos repetitivos. Por lo tanto en la era
industrial la educación ha cumplido la función de filtro laboral y, por ende,
social. Separaba a los niños que debían ser trabajadores manuales de los
cuadros, y a estos de los técnicos y de los profesionales.
Estos hechos han determinado todo
el sistema y los procesos concernientes a la educación. Y el principal ha sido
la evaluación. Nuestras escuelas y centros de formación han establecido
sistemas para clasificar estudiantes más que para atender al aprendizaje
efectivo. Han sido procesos de evaluación más centrados en el sistema que en el
aprendizaje.
La sociedad actual ha cambiado el
panorama respecto al contexto donde se produce el aprendizaje y sus procesos
pero también el papel de la ciencia y del conocimiento. Igualmente ha cambiado
el de los individuos en este contexto y el panorama de cómo ha de orientarse su
capacitación y su inserción social.
Es cierto como afirma
Reigeluth (1987 y 1994) que el principal problema
de nuestra educación, de la educación de nuestro tiempo y de los sistemas
de capacitación, no son los profesores o los estudiantes: Es el
sistema. Un sistema que está diseñado más para la
clasificación que para el aprendizaje. Como no es menos cierto que el
sistema anterior está incrustado en esta sociedad. Pero en ella, aunque ha cambiado,
sigue habiendo una estructura de valores sociales asociados a los roles y a las
funciones de los individuos. Y por tanto existe una relación implícita y
distinta entre el mundo de la educación y la estructura social. Sigue siendo un esquema
de relaciones predeterminadas el que integra a los individuos, confiere sentido a su papel y a su
vocación, en función de la capacitación.
Cabe por tanto plantearse bajo
esta perspectiva una reflexión sobre la naturaleza del conocimiento, de esta
sociedad postindustrial y de la educación, y la correlación de los valores
sociales con los principios que inspiran el mundo de la formación y su diseño.
Referencias.-
Reigeluth, C. M. (1987). The search for meaningful reform: A third-wave educational system. Journal of Instructional Development, 10(4), 3-14.
Reigeluth, C. M. (1994). The imperative for systemic change. In C. M. Reigeluth & R. J. Garfinkle (Eds.), Systemic change in education (pp. 3-11). Englewood Cliffs, NJ: Educational Technology Publications.
Reigeluth, C. M. (2012). Instructional Theory and Technology for the New Paradigm of Education. RED, Revista de Educación a Distancia. Número 30. 15 de mayo de 2012.[En prensa] Consultado el [dd/mm/aaaa] en http://www.um.es/ead/red/32/
2 comentarios:
Hola,
Pues si y no...en coincidir con el pensamiento de Reigeluth.Porque precisaría una serie de distinciones o matices desde la mirada psicopedagógica.
Evidentemente el sistema ha de cambiar, pero dentro del sistema están las partes, y es un todo...así que no se puede separar.
Sería el principio de la Gestalt o de la pedagogía sístemica. Si cambia un miembro del sistema ,el sistema cambia ¿ pero y al contrario ?. Pues no, necesariamente, porque el sujeto /os, se verá/n movido tanto por acompañar el cambio o resistir a él ( Danza del Cambio, de Peter Senge). Dependerá mucho de lo cristalizado que tenga sus creencias, de su capacidad de salir del estado de confort...etc...etc.
De modo que el cambio es de dentro a fuera y no viceversa para ser más efectivo, duradero y progresivo en términos de Psicología del desarrollo.Aunque obviamente si el sistema exterior promueve los cambios internos de creencias pues se darán pasos gigantescos...llegaríamos a la plenitud de la teoría ecologíca de Bronfenbrenner. En esta teoría veo siempre muchas de las respuestas...
Un cordial saludo y feliz verano ;)!
Pd: " los estudiantes , con sus dilatados historiales de relaciones con sus profesores, pueden desaroolar una capacidad para reconocer con extrema precisión, incluso con tan sólo unos segundos de exposición , qué profesores podrán finalmente ayudar al proceso de su educación y cuales no.(Ken Bain en su libro " lo que hacen los mejores profesores universitarios" )
Carmenchu precisamente lo que en el post se dice, y no es original sino tomado del modelo que Reigeluth propone, es que la evaluación y por extensión el diseño ha de ser centrado en el aprendizaje y no en el sistema.
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