El uso adecuado de las TIC en educación y en formación docente implican una transformación de las prácticas formativas y de las concepciones y modalidades de trabajo. Así, la capacitación docente no solo debería impactar en el trabajo en el aula, sea física o virtual, de un docente en particular, sino que tendría que lograr contagiar a otros docentes, invitándolos a un cambio o renovación. Este nuevo rol docente supondría convertirse en un facilitador o mediador del aprendizaje, y a la vez diseñador de situaciones de aprendizajes que incluyan tecnologías.
La función de facilitación en entornos mediados por tecnología es compleja ya que requiere conocer las características de la tarea en sí, las acciones a realizar, como así también las herramientas que necesitará para dicha tarea.
Partimos del concepto que la figura del facilitador no es la de un capacitador, sino la de un soporte que facilite el acercamiento a los contenidos curriculares a través de diferentes recursos didácticos y tecnológicos.
En el contexto actual, la función de facilitación por parte del profesor debería ocupar un lugar aún más relevante, dado que la incorporación de tecnologías y entornos virtuales colaborativos en el aula requieren del estudiante el desarrollo de nuevas competencias que demanda el mercado, tales como autoaprendizaje, comunicación escrita, acceso y filtrado de información, entre las principales.
Tomando a Torres Velandia (2001) podemos decir que un docente en este rol debería cumplir con las siguientes características:
- Conocimiento de la disciplina y de los contenidos del curso.
- Habilidad para guiar y sostener el aprendizaje y para explicar el contenido.
- Cordialidad, amabilidad, accesibilidad, capacidad de aliento.
- Capacidad de comunicación por diversos medios.
- Actitud de interés hacia lo que dice o escribe el estudiante.
- Empatía, o capacidad de ponerse en el lugar del otro.
- Capacidad motivadora.
- Compromiso y dedicación a la tarea.
- Disposición para el trabajo en equipo.
- Capacidad para organizar su tarea y la de sus estudiantes.
- Habilidad para cooperar con otros colegas.
Manuel Area (2006) sugiere considerar cuatro dimensiones para clasificar las competencias:
- Dimensión instrumental
- Dimensión cognitiva
- Dimensión actitudinal
- Dimensión axiológica
Así, la capacitación no sólo tiene que apuntar a la adquisición de habilidades tecnológicas específicas para el uso de las TIC como recurso, sino que debe promover el uso crítico de las tecnologías desde actitudes positivas hacia la comunicación, colaboración y construcción del conocimiento.
Una pregunta que invita a la reflexión es ¿Cuál sería el modelo ideal de competencias de un docente facilitador en el marco de un modelo orientado al aprendizaje en lugar de su condición transmisiva?
El modelo ideal tendría que permitir convertir saberes en competencias, facilitando al docente el desarrollo de las funciones tutoriales con éxito. Así, una primera aproximación de competencias de un facilitador, tanto necesarias como deseables, se presentan en la siguiente tabla:
Tabla: Competencias necesarias y deseables del docente
La tecnología permite llevar a cabo procesos de enseñanza ricos que promuevan el desarrollo de las competencias que hemos llamado deseables, ya que facilita intercambiar información, desarrollar trabajos colaborativos, plantear situaciones propias de la metodología para la resolución de situaciones problemáticas, etc.
Por otra parte, las actividades de reflexión y de discusión estimulan el intercambio de ideas y la realización de aportes y comentarios, es por ellos que es fundamental propiciar este tipo de actividades, y en un clima de intercambio ameno que motive la participación:
“Estimular la participación y el compromiso de cada participante, utilizando y promoviendo al máximo los soportes multimediales de consulta, comunicación y aprendizaje.La formación docente para el uso apropiado de TIC en el nivel superior de enseñanza posee múltiples variables vinculadas. La necesidad de cambios profundos por parte del docente tiene que ser acompañada por una gestión institucional que posibilite al docente no solo de nuevas herramientas y recursos sino de acción y reflexión que permitan un uso crítico en sus prácticas en el aula.
Realizar una devolución rápida de las inquietudes, permitiendo sostener el aprendizaje autónomo que realizan los estudiantes. (Lugo y Schulman, 1999: 115)
Un aspecto clave a tener en cuenta es la conformación de equipos interdisciplinarios, de manera de potenciar la adquisición de habilidades y competencias, tanto tecnológicas como didácticas, que conlleven a generar procesos de interacción a través de comunidades virtuales.
Continuará......
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Area, M. (2006). La integración escolar de las nuevas tecnologías. Entre el deseo y la realidad. Universidad de la Laguna. Disponible en: http://webpages.ull.es/users/manarea
Bosco, A. (2007) Profesores y estudiantes haciéndose competentes con las TICs. Una visión global. En Cabello, R. y Levis, D. (2007). Medios Informáticos en la educación a principios del siglo XXI. Prometeo. Buenos Aires.
Casamayor, G. (2008). La formación online. Una mirada integral sobre el e-learning, b-learning. Ed. Graó, Barcelona.
Lugo, M.; Shulman, D. “Capacitación a Distancia: acercar la lejanía”. Bs. As.1999
Torres Velandia, A. (2001): La formación, en ambientes virtuales, de docentes tutores para los sistemas de educación superior a distancia. Facultad de Economía, UNAM.
Este post ha sido publicado originalmente en Aplicaciones educativas en entornos virtuales. Autorizada por la autora su publicación en este Blog CUED.