viernes, 29 de agosto de 2025

El alma de la máquina: ¿Puede la IA realmente "pensar"?

 Por Paola Dellepiane


La inteligencia artificial (IA) ha pasado de ser una promesa futurista a una realidad presente en nuestros días, impactando en áreas sustanciales como la economía, la educación y hasta nuestra forma de entender la creatividad. Pero a medida que sus capacidades avanzan, surgen preguntas fundamentales: ¿Puede la IA realmente "pensar" como un humano? ¿Es capaz de comprender, o incluso de sentir? Y, ¿cuáles son los riesgos de delegar cada vez más nuestras facultades cognitivas a las máquinas?

Con la llegada de los "agentes inteligentes" con capacidad de decisión autónoma promete un cambio aún más profundo. Estos agentes, potenciados por la robótica, la computación cuántica y el blockchain, asumirán un volumen creciente de actividades económicas. El artículo de El Confidencial   señala tres niveles de impacto de la IA en las actividades de los humanos:

  • Aumento: la IA como herramienta para mejorar la productividad.

  • Multiplicación: agentes de IA realizando el trabajo de varias personas.

  • Sustitución: la IA asumiendo por completo ciertas actividades, incluso profesiones.

Sin dudas, este escenario nos plantea desafíos significativos para el mercado laboral en un futuro bastante inmediato, un futuro que nos interpela y  “obliga” a redefinir lo que nos distingue sustancialmente como humanos.

¿Qué pasa en el ámbito de la educación?

La educación no es ajena a esta transformación. Iniciativas como el "Pledge to America's Youth: Investing in AI Education" impulsada por Estados Unidos, con el apoyo de gigantes tecnológicos como Google y Microsoft, buscan fomentar el interés temprano en la IA y promover la alfabetización digital. La IA generativa, capaz de crear contenidos, evaluaciones personalizadas y asistencia en tiempo real, abre nuevas posibilidades pedagógicas. 

Pero también es importante tener en cuenta que la dependencia excesiva de estas herramientas puede llevar a una disminución del pensamiento crítico y la capacidad de resolución de problemas, especialmente en las nuevas generaciones que se están formando. Así, uno de los riesgos más críticos es el llamado sedentarismo cognitivo

La mente humana, a diferencia de la inteligencia artificial, no se basa en fórmulas optimizadas, sino en experiencias, asociaciones flexibles, contexto e incluso contradicciones.  

Entonces, ¿piensan las máquinas? 

Un estudio reciente, "From Tokens to Thoughts: How LLMs and Humans Trade Compression for Meaning", arroja luz sobre esta cuestión. 

La investigación concluye que los Grandes Modelos de Lenguaje (LLMs) como ChatGPT operan mediante “comprensión estadística y matemática”. Es decir, son muy eficientes en la elaboración de patrones lingüísticos, pero carecen de la intuición, el sentido común y la capacidad de captar situaciones del contexto, propias del pensamiento humano. Las máquinas calculan y manipulan símbolos; pero no es equivalente al pensamiento humano.


La IA y la creatividad: ¿Prótesis o reemplazo del alma?

Esta distinción entre cálculo y comprensión nos lleva al terreno de la creatividad y la emoción. ¿Puede la IA escribir poesía que conmueva como Walt Whitman? 

María Popova, en una interesante reflexión sobre por qué una IA no puede escribir un poema  argumenta que NO es posible, porque la IA carece de la experiencia humana y, por ejemplo, la “capacidad de sufrir”, elemento que, para ella, es inherente a la creación artística.

Otros opiniones contraargumentan esta reflexión, considerando que la IA puede ser una "prótesis" o "apéndice creativo" para los artistas.  Aunque carece de intenciones o emociones, el haber sido estos sistemas entrados con obras humanas, ofrecen nuevas combinaciones y posibilidades. 

La cuestión no es si la IA puede reemplazar al artista, sino cómo puede amplificar sus capacidades:  "en manos brillantes, la IA eleva, mientras que en manos mediocres, degrada".

La IA está aquí para quedarse. El desafío no radica en rechazarla, sino en lograr integrarla de manera ética y responsable. Es clave adoptar un equilibrio entre la adopción tecnológica y la preservación de habilidades humanas esenciales, como la empatía, el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de comprender el mundo en toda su complejidad.

Debemos recordar que, si bien la IA es una herramienta poderosa para procesos de automatización, nuestra mente se nutre de experiencias, contexto y contradicciones. La clave es usar la IA para “examinar y potenciar” nuestras propias intuiciones, no como un sustituto de ellas.

Tomado de Aplicaciones educativas en entornos virtuales

jueves, 28 de agosto de 2025

Cómo utilizar el modo agente de ChatGPT en tu trabajo docente

 Por Ramón Besonias

 

Pincha sobre la imagen superior para acceder al asistente

La llegada del modo agente de ChatGPT abre un nuevo capítulo en el uso de la inteligencia artificial en educación. Ya no hablamos solo de un asistente que responde a nuestras preguntas, sino de un colaborador autónomo capaz de ejecutar procesos complejos siguiendo una estrategia y un objetivo claros. Pero usarlo requiere hacer primero pruebas sencillas y evaluarlas antes de usarlo en contextos reales. 

He creado un asistente que te ayuda a familiarizarte con el modo agente de Chat GPT. Te ayuda a entender cómo funciona, generar prompts precisos que le alimentarán tu consulta, ideas de uso educativo, resolución de problemas y dudas. Puedes acceder a él pinchando sobre la imagen que verás más arriba.


Este asistente no es un agente ni funciona con el modo agente de Chat GPT:

  • No ejecuta tareas autónomas ni encadena acciones reales por sí mismo.

  •  te ayuda a definir, estructurar y preparar todo lo que necesitas para que, cuando uses el modo agente de ChatGPT, puedas configurarlo de forma rápida, adaptada a tu normativa y orientada a tu objetivo.

  • Funciona como manual interactivo + consultor que te lleva paso a paso hasta tener un agente listo para implementar.

Es como si fuera el arquitecto que diseña los planos, pero la “obra” (el agente real) se construye después en el entorno que soporte el modo agente.


Qué es un agente de ChatGPT

Un agente es una versión de ChatGPT configurada con un conjunto de instrucciones, herramientas y memoria que le permiten realizar tareas de forma autónoma y encadenar acciones para llegar a un resultado. A diferencia de una conversación habitual, un agente puede recordar el contexto, interactuar con diferentes recursos y tomar decisiones para avanzar en el flujo de trabajo que le hemos diseñado.

Diferencias clave:

  • En una conversación normal, ChatGPT responde en el momento pero no mantiene un plan de acción ni memoria persistente más allá del diálogo actual.

  • Un asistente es una configuración personalizada de ChatGPT adaptada a un estilo o función concreta, pero sigue requiriendo tu intervención continua.

  • Un agente, en cambio, puede ejecutar secuencias de pasos por sí mismo, tomar decisiones intermedias y gestionar tareas de principio a fin según las reglas y objetivos que le hayas marcado.

En otras palabras: le dices qué quieres conseguir, y él se encarga de recorrer el camino por ti.


Cómo funciona

Usar un agente no es complicado, pero para sacarle el máximo partido conviene seguir un proceso ordenado.

  1. Definir el objetivo

    • ¿Qué quieres que haga exactamente? Ej.: evaluar tareas, organizar actas, reuniones, listas..., crear materiales de repaso.

  2. Seleccionar el tipo de agente

    • Productividad (automatizar tareas), innovación (dinámicas creativas) o personalización (adaptar el aprendizaje).

  3. Proporcionar contexto y recursos

    • Instrucciones claras, ejemplos, plantillas o documentos necesarios para trabajar.

  4. Probar un prototipo rápido

    • Antes de usarlo en serio, ejecuta una prueba con datos ficticios para ajustar el enfoque. Por ejemplo: si el agente está configurado para evaluar exámenes, utiliza una respuesta inventada de un alumno y verifica que asigna la nota y el feedback correctamente según la rúbrica.

  5. Implementar y supervisar

    • Usar el agente con casos reales, revisando y afinando el trabajo. Por ejemplo: si lo aplicas para corregir un lote de exámenes de tu grupo, comprueba que las notas asignadas y el feedback coinciden con tus criterios, y ajusta las instrucciones si detectas desajustes o interpretaciones erróneas.

  6. Analizar resultados y mejorar

    • Guardar buenas prácticas y optimizar instrucciones para la siguiente ocasión. Por ejemplo: documenta qué funcionó y qué no, registra métricas (tiempo ahorrado, media por criterio, errores frecuentes), actualiza la rúbrica o el prompt base con esos ajustes y guarda una "corrección modelo" como referencia.


Usos educativos del modo agente

Un agente puede convertirse en tu asistente invisible para:

  • Reducir tareas repetitivas y administrativas.

  • Mejorar la precisión y rapidez en evaluaciones.

  • Diseñar materiales y actividades adaptadas a tu contexto.

  • Ofrecer feedback personalizado al alumnado.

  • Facilitar proyectos colaborativos y seguimiento de aprendizajes.


Ejemplos de uso

Gestión de burocracia

Un agente que recibe actas, listados y documentos y genera automáticamente:

  • Resúmenes para reuniones.

  • Informes en formato oficial.

  • Calendarios y avisos con fechas clave.

Beneficio: libera tiempo de tareas administrativas, evitando errores y duplicidad de trabajo.

Ejemplo de uso: Un centro educativo necesita agilizar la elaboración de actas de reuniones de departamento. El proceso con el agente sería:

  • Definir el objetivo: generar actas formateadas según plantilla oficial.

  • Seleccionar tipo de agente: Productividad.

  • Proporcionar contexto: subir las notas de la reunión, plantilla de acta y normativa interna.

  • Probar prototipo: enviar un acta ficticia y comprobar formato y claridad.

  • Implementar: tras cada reunión, subir las notas reales para que el agente genere el documento final.

  • Analizar y mejorar: ajustar el estilo, corregir posibles errores de formato y añadir recordatorios automáticos para los acuerdos.


Evaluación de tareas o exámenes

Un agente programado con la rúbrica oficial y criterios de evaluación que:

  • Corrige automáticamente las respuestas.

  • Asigna nota según los baremos.

  • Elabora un informe individual por alumno y un resumen global del grupo.

Beneficio: coherencia en la evaluación y feedback más rápido para el alumnado.

Ejemplo de uso: Un departamento de Filosofía quiere corregir de forma coherente los exámenes tipo PAU de Bachillerato. El proceso con el agente sería:

  • Definir el objetivo: aplicar la rúbrica oficial de Extremadura para puntuar y dar feedback.

  • Seleccionar tipo de agente: Productividad.

  • Proporcionar contexto: subir la rúbrica oficial, ejemplos de exámenes corregidos y criterios de deducciones lingüísticas.

  • Probar prototipo: usar un examen ficticio para comprobar la asignación de nota y la calidad del informe.

  • (Implementar: subir los exámenes reales para obtener correcciones automáticas con informes individuales y resumen global.

  • Analizar y mejorar: revisar coherencia de las notas, afinar el feedback y actualizar la rúbrica o instrucciones si es necesario.


Creación de materiales

Un agente configurado para diseñar materiales didácticos adaptados a:

  • Nivel y edad de los estudiantes.

  • Normativa y currículo de la comunidad autónoma.

  • Estilos de aprendizaje del grupo.

Beneficio: producción rápida de recursos contextualizados y listos para usar en el aula.

Ejemplo de uso: Un docente de Historia quiere crear guías de estudio personalizadas para 4º de ESO. El proceso con el agente sería:

  • Definir el objetivo: elaborar materiales adaptados a diferentes niveles de competencia lectora.

  • Seleccionar tipo de agente: Personalización.

  • Proporcionar contexto: subir el temario, ejemplos de guías previas y especificar las adaptaciones que necesita (lectura fácil, ampliación para alumnado avanzado, inclusión de actividades prácticas).

  • Probar prototipo: generar una guía para un tema y nivel concreto, revisando lenguaje, extensión y adecuación curricular.

  • Implementar: solicitar al agente la creación del resto de guías, integrando las adaptaciones necesarias.

  • Analizar y mejorar: recopilar feedback del alumnado, ajustar el nivel de dificultad y añadir elementos visuales o interactivos.


En resumen: el modo agente de ChatGPT no sustituye tu trabajo, pero sí puede liberarte de la parte más repetitiva y permitirte centrar tu energía en lo que de verdad importa: enseñar, guiar y motivar a tu alumnado.


Un ejemplo de uso del asistente para después usarlo en el modo agente de Chat GPT

Abro el asistente EDUagente, le proporciono el pdf de la programación de Historia de la Filosofía del curso pasado y escribo este prompt:

"Deseo realizar una simulación sobre cómo funcionaría el modo agente de Chat GPT si le adjunto este pdf de la programación de Historia de la Filosofía del pasado curso y quiero que me genere la de este próximo curso a partir de unos datos que le proporcione. Indica los pasos que tengo que seguir en el modo agente para realizar esta tarea docente."

El asistente me facilita el flujo de trabajo en modo agente:

1. Configuración inicial del agente

  • Objetivo: "Generar la nueva programación de Historia de la Filosofía para el curso 2025-2026 a partir de la del curso 2024-2025 y de datos actualizados".

  • Tipo de agente: Productividad (automatización y organización de documentos curriculares).

  • Instrucciones clave al agente:

    • Respetar estructura, lenguaje y formato del documento base.

    • Adaptar al marco normativo vigente (LOMLOE + Decreto autonómico actualizado).

    • Incorporar los nuevos datos que yo le proporcione (cambios en alumnado, metodologías, distribución de contenidos, proyectos, etc.).

    • Mantener coherencia terminológica y de competencias.


2. Carga del documento base

  • Acción: Adjuntar el PDF de la programación anterior (ya lo hiciste).

  • Indicación al agente: “Usa este documento como referencia para estructura y redacción”.


3. Provisión de datos para actualización

Debes tener listos y proporcionarle al agente:

  • Cambios en número de grupos y alumnos/as.

  • Ajustes en temporalización o proyectos.

  • Inclusión de nuevos saberes básicos o eliminación de algunos.

  • Modificaciones en criterios de evaluación o metodología.

  • Actividades complementarias nuevas o retiradas.

  • Referencias a normativa actualizada si han cambiado decretos o instrucciones.

  • Cambios en herramientas digitales, recursos o integraciones con otras áreas.


4. Proceso de generación automática

El agente ejecutará:

  1. Análisis del documento base.

  2. Extracción de estructura y secciones clave.

  3. Incorporación de cambios que le hayas indicado.

  4. Revisión de coherencia interna (objetivos ↔ contenidos ↔ evaluación ↔ normativa).

  5. Formateo en estilo idéntico o mejorado al del documento original.


5. Validación pedagógica y normativa

  • El agente revisará que:

    • La programación cumpla con LOMLOE y normativa autonómica.

    • Las competencias y criterios de evaluación estén alineados con el currículo oficial.

    • No haya duplicidades o incoherencias respecto a 2º de Bachillerato.


6. Entrega y ajustes

  • El agente te dará:

    • Versión completa en Word/PDF.

    • Resumen ejecutivo para jefatura de estudios o inspección.

  • Tú podrás:

    • Pedir variantes (por ejemplo, una versión con más actividades TIC o más centrada en EBAU).

    • Marcar cambios sobre la marcha para que el agente rehaga solo las secciones afectadas.


Recomendaciones y consejos de uso del modo agente

1. Antes de usar el modo agente

Prepara el terreno:

  • Define el objetivo: sé muy concreto (ej. "Actualizar la programación del curso pasado con los cambios de normativa y temporalización del nuevo curso").

  • Ten la información lista: cambios en normativa, alumnado, temporalización, proyectos, actividades y criterios.

  • Decide el tipo de agente: en tu caso, sería Productividad docente (documentos curriculares, planificación, evaluaciones).


2. Configuración del agente

Cuando lo crees o ajustes:

  • Prompt inicial claro: Instrucciones precisas sobre formato, tono y normativa.

  • Memoria activada (si está disponible): así el agente recuerda tus criterios, estilo y contexto normativo.

  • Permisos: asegúrate de que pueda leer archivos adjuntos y usarlos como base.

  • Normativa: indícale siempre la ley educativa y el decreto autonómico vigentes.


3. Uso práctico

Para trabajos como la programación:

  1. Adjunta el documento base.

  2. Indica qué se mantiene y qué cambia.

  3. Pide que respete el formato pero optimice redacción y coherencia.

  4. Solicita que revise alineación curricular con competencias y criterios oficiales.


4. Buenas prácticas

  • Fragmenta el trabajo: pide primero el esquema general actualizado, luego cada sección.

  • Valida por partes: revisa objetivos, metodología, evaluación… antes de ensamblar.

  • Guarda versiones: mantén el original y los borradores que vaya creando.

  • Pide variantes: por ejemplo, “hazme una versión con más peso en metodologías activas” o “incluye un bloque TIC”.


5. Seguridad y normativa

  • No incluir datos personales de alumnado ni de docentes.

  • Cumplir con LOPD y RGPD.

  • Adaptar siempre al marco autonómico.

  • Si el agente propone actividades con IA o herramientas online, revisa su adecuación a la edad y política del centro.


6. Optimización continua

  • Tras la primera versión, pide mejoras en:

    • Claridad del lenguaje.

    • Ejemplos contextualizados para tu alumnado.

    • Integración interdisciplinar.

  • Guarda un perfil de agente docente que puedas reusar cada curso para actualizar solo lo necesario.


7. Errores comunes que evitar

  • Dar instrucciones vagas como “hazme la programación” sin aportar base documental.

  • No especificar normativa o competencias oficiales.

  • No revisar el texto final antes de entregarlo a inspección o jefatura.

  • Pedir todo de golpe sin validar por etapas.


Protocolo de seguridad y privacidad en el uso del modo agente

Principios generales

  • Cumplir la LOPD, el RGPD y la normativa autonómica de protección de menores.

  • No introducir nombres reales, direcciones, teléfonos, correos electrónicos ni identificadores directos de personas.

  • Utilizar identificadores anónimos y coherentes para referirse a personas o grupos.


Sistema de siglas y etiquetas

Para garantizar el anonimato, sustituir datos personales por códigos predefinidos y, de forma complementaria, considerar otros métodos como la pseudonimización mediante iniciales ficticias, el uso de descriptores genéricos ("Alumno 1", "Grupo A"), la anonimización parcial de fechas o ubicaciones y la eliminación de metadatos ocultos en los documentos digitales:


Procedimiento de trabajo seguro

  1. Preparar datos: Antes de subir o compartir un documento, sustituir todos los nombres y datos sensibles por las etiquetas correspondientes.

  2. Indicar al agente: En el primer mensaje, aclarar qué significan las etiquetas y que debe mantenerlas sin intentar adivinar datos reales.

  3. Controlar exportación: Revisar los documentos generados para asegurarse de que no aparezcan datos personales introducidos por error.

  4. Uso de ejemplos ficticios: Si se requiere contextualizar, usar ejemplos inventados y no reales.

  5. Versiones finales: Antes de entregar el documento en el centro, sustituir las etiquetas por la información que corresponda, si fuera necesario y permitido.


Frases de advertencia

Cada vez que se inicie una sesión de trabajo con el agente, incluir:

⚠ Aviso de privacidad: Este documento se elabora siguiendo LOPD, RGPD y normativa autonómica. Todos los nombres y datos reales se han sustituido por etiquetas anonimizadas. No intentes identificar a personas reales.


Revisión periódica

  • Trimestralmente: Revisar que el uso de etiquetas sigue activo y coherente.

  • Antes de publicación o entrega: Realizar un control final para confirmar que no hay datos sensibles.

Tomado de IA-Educativa

miércoles, 27 de agosto de 2025

¿Cómo están nuestros docentes en competencias digitales? Un diagnóstico clave para mejorar

 Por   -  -  - 

Las tecnologías digitales están transformando la educación de manera profunda, desde el uso de las plataformas de aprendizaje en línea hasta las herramientas de inteligencia artificial. Esto exige que los docentes no tan solo manejen la pedagogía, sino que también sepan integrar la tecnología a sus estrategias de enseñanza. Para América Latina y el Caribe, la pregunta clave es: ¿cuentan los maestros de la región con las competencias digitales para integrar las tecnologías en su práctica de aula?

Según un estudio elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Fundación ProFuturo, la mayoría de los docentes de la región considera que no tiene las habilidades para utilizar la tecnología como parte de su estrategia pedagógica. Este estudio revela que la mayoría de los maestros tampoco se consideran preparados para ejercer la ciudadanía digital ni para usar la tecnología para su propio desarrollo profesional. Pero también concluye que los maestros de la región tienen toda la disposición para adquirir estas herramientas y así adaptarse a las nuevas circunstancias educativas.

El estudio hace varias recomendaciones para fortalecer las competencias digitales de los maestros, incluyendo la incorporación de destrezas digitales a los programas de formación de docentes y la creación de un marco regional de referencia para estas competencias.

¿Qué son las competencias digitales docentes?

Las competencias digitales docentes van mucho más allá del manejo básico de la tecnología. Se refieren al conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que permiten a las y los educadores integrar de manera ética, crítica y pedagógica las herramientas digitales en su práctica. Estas competencias abarcan tres áreas principales: pedagogía, ciudadanía digital y desarrollo profesional. Fortalecer estas competencias es clave para potenciar los sistemas educativos de la región.

¿Qué es y para qué sirve un marco de competencias digitales docentes?

Un marco de competencia digital docente es una estructura que define los conocimientos, las actitudes y habilidades que los educadores deben poseer para integrar la tecnología en el aula y en su propia práctica docente. Estos tipos de marcos, como la Guía Edutec, les permite a los sistemas educativos diagnosticar el nivel de competencia digital de su planta docente, lo cual representa un primer paso para el diseño de estrategias formativas.

¿Cómo se evalúan los docentes en cuanto a sus competencias digitales?

En este estudio, el BID y ProFuturo recogieron datos de docentes que participaron en el autodiagnóstico en línea de la Guía Edutec. En total, participaron más de 28.000 docentes de Colombia, Ecuador, Honduras, México, Panamá y Perú. Las respuestas de estos docentes a las 23 preguntas del cuestionario revelan dónde estamos parados en materia de competencias digitales docentes.

El dato que importa

Solo 1 de cada 4 de los docentes encuestados alcanza un nivel básico de competencia digital en el uso pedagógico de la tecnología.

Apenas 3 de cada 10 se siente mínimamente preparado para ejercer la ciudadanía digital, y aún que 4 de cada 10 usa tecnología para su desarrollo profesional, muchos aún no logran trasladarla al aula.

Porcentaje de docentes encuestados que alcanza el nivel básico en las tres áreas de competencia digital (promedio de los países participantes)

Tres hallazgos clave en competencias digitales docentes

  1. El perfil de los docentes ofrece pistas para cerrar las brechas existentes. Las características propias de los docentes como la edad, el género, el nivel educativo, el área de enseñanza y la formación previa en tecnología están relacionados con los niveles de competencia digital que ellos mismos reportan. Por ejemplo, los docentes hombres, más jóvenes, con posgrado y que enseñan asignaturas STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, según sus siglas en inglés) tienden a reportar niveles competenciales más altos. Sin embargo, estas diferencias no deben verse como limitaciones, sino como señales claras que apuntan hacia dónde deben enfocarse los esfuerzos de formación: cierre de brechas de género, fortalecimiento de la formación continua, colaboración entre pares y/o diversificación de las oportunidades de desarrollo profesional.
  2. Formarse marca la diferencia. Quienes han recibido capacitación en tecnología reportan niveles de competencia digital significativamente más altos que quienes no. La brecha puede ser de hasta 20 puntos porcentuales en el porcentaje de docentes que reportan alcanzar un nivel competencial básico.
  3. Desarrollo profesional, sí; uso pedagógico en aula, aún no. Aunque los docentes señalan una mayor apropiación de la tecnología para su propio desarrollo profesional (autodesarrollo, autoevaluación, comunicación y compartir entre pares), su uso dentro del aula con estudiantes sigue siendo limitado. Esto evidencia una oportunidad para acompañar mejor a los docentes en la transición del aprendizaje individual al impacto pedagógico. En este sentido, los programas de formación deben ir más allá de la teoría y ofrecer oportunidades concretas para que los docentes puedan poner en práctica lo aprendido. Solo así podrán traducir sus competencias digitales en experiencias de aprendizaje significativas para sus estudiantes.

¿Y ahora qué?

Este estudio propone acciones clave para avanzar hacia una verdadera transformación digital educativa centrada en el docente. Algunas de ellas incluyen:

  • Diseñar rutas formativas personalizadas, adaptadas al perfil y nivel de competencia digital de cada docente.
  • Integrar la formación en servicio con el acompañamiento pedagógico, para garantizar que los aprendizajes se transfieran efectivamente al aula.
  • Promover un marco regional de referencia en competencias digitales docentes que oriente los esfuerzos nacionales.
  • Aprovechar herramientas de autodiagnóstico para escalar políticas públicas más pertinentes y focalizadas.
  • Fomentar comunidades de práctica donde los docentes puedan compartir experiencias, recursos y aprendizajes.

Eso representa una gran oportunidad también para actualizar los cursos de pedagogía y formación inicial docente, para que puedan incorporar prácticas pedagógicas innovadoras en sus currículos y oportunidad nuevas aprendizajes por homología de procesos.

Mejorar la competencia digital docente no depende solo de más capacitación, sino de hacerlo mejor, con foco, continuidad y pertinencia. Y eso requiere compromiso sostenido de los sistemas educativos.

Lee el estudio completo aquí y forma parte de la conversación sobre el presente y el futuro de la educación en América Latina.

martes, 26 de agosto de 2025

Clasificación de cinco niveles en el uso de chats de inteligencia artificial y su relación con las competencias digitales docentes

 Por Mercedes Leticia Sánchez y Carlos Bravo Reyes

📄 Resumir en ChatGPT

Si tienes prisa, te invito a que escuches el pódcast en este enlace

En los últimos meses hemos sido testigos de los avances y desarrollo de los llamados chats inteligentes (ChatGPT, Gemini, Copilot, entre otros) que se han convertido en recursos que no solo responden preguntas, sino que ofrecen oportunidades de creación, innovación y reflexión crítica en el aula.

Sin embargo, la literatura académica carece de una clasificación sistemática en niveles de uso pedagógico de los chats, lo que limita la comprensión de su potencial en relación con las competencias digitales docentes. A partir de la interacción con estos agentes es posible proponer una tipología de cinco niveles de uso —básico, intermedio, avanzado, experto y creativo-estratégico—  la cual se vincula con marcos reconocidos de competencias digitales como DigCompEdu (Redecker, 2017) y el Teacher Digital Competence (TDC) Framework (Falloon, 2020).

Competencias digitales docentes

El Marco Europeo para la Competencia Digital de los Educadores (DigCompEdu) es un referente desarrollado por la Comisión Europea para describir las habilidades digitales específicas que un docente debe poseer. Este marco identifica un total de 22 subcompetencias, organizadas en 6 áreas principales (Redecker, 2017).

DigCompEdu proporciona un lenguaje común para evaluar y desarrollar la competencia digital docente en distintos niveles. Este marco deja claro que un docente digitalmente competente no solo maneja herramientas, sino que las integra con intención pedagógica, reflexiona sobre su impacto y colabora con otros para innovar en la educación. En el contexto actual, marcado por la irrupción de tecnologías de IA generativa (como chats de IA), DigCompEdu resulta especialmente relevante: sus áreas y niveles ayudan a identificar qué necesita un educador para usar estas nuevas herramientas de modo eficaz, ético y orientado al aprendizaje de sus alumnos.

En paralelo a los marcos europeos, académicos como Garry Falloon (2020) han propuesto visiones holísticas de la competencia digital docente. Falloon introduce el Teacher Digital Competency (TDC) Framework, que amplía las concepciones dominantes (centradas en lo técnico o en modelos como TPACK) hacia una comprensión más amplia y multidimensionalEste marco parte de la idea de que los docentes necesitan un conjunto cada vez más complejo de conocimientos y habilidades para desempeñarse de forma ética, segura y productiva en entornos digitales diversos.

En esencia, Falloon combina las competencias tecnológicas y pedagógicas tradicionales con dimensiones de carácter ético y profesional, reconociendo que ser competente digitalmente implica más que saber usar herramientas: implica integrarlas al currículo de manera efectiva, actuar profesionalmente en contextos digitales y modelar un uso responsable de la tecnología

Tanto el marco DigCompEdu como el TDC Framework de Falloon coinciden en que el uso de herramientas de IA en la educación –como los chats conversacionales– debe apoyarse en una sólida competencia digital por parte del docente. Un docente competente digitalmente sabrá evaluar el potencial educativo de estas herramientas, integrarlas en sus clases de forma alineada con el currículo, mantener conductas éticas (p. ej., tratando los sesgos de la IA, la privacidad de los datos de estudiantes, la autoría del contenido generado) y continuar aprendiendo a medida que surgen nuevas tecnologías.

Ambos marcos proporcionan guías complementarias: DigCompEdu ofrece un desglose detallado de áreas y niveles para desarrollar y autoevaluar esas competencias en la profesión docente, mientras que el TDC Framework enfatiza una visión integral que incorpora explícitamente las responsabilidades éticas y profesionales necesarias para liderar la innovación digital en las escuelas de manera segura y efectiva.

La clasificación de cinco niveles y su relación con las competencias digitales docentes

La tipología propuesta de cinco niveles de uso pedagógico de los chats inteligentes —básico, intermedio, avanzado, experto y creativo-estratégico— constituye un puente conceptual entre la práctica educativa y los marcos de referencia de competencia digital docente. Cada nivel representa un grado de complejidad creciente en la integración de estas herramientas, desde lo instrumental hasta lo transformador, y permite mapear su desarrollo en correspondencia con los niveles y áreas de DigCompEdu y las dimensiones del TDC Frameworkcomo se muestra a continuación:

1.    Nivel básico. En este nivel, el docente utiliza el chat como apoyo instrumental para resolver dudas simples o realizar búsquedas rápidas. Se corresponde con los niveles A1–A2 de DigCompEdu, centrados en la exploración inicial de recursos digitales, y con la dimensión técnica del TDC, vinculada a la adquisición de destrezas funcionales.

2.    Nivel intermedio. El uso del chat se orienta hacia la producción de materiales sencillos (cuestionarios, resúmenes, esquemas). Esto refleja el nivel B1 de DigCompEdu (Integrator), donde los docentes integran recursos digitales en tareas específicas, y la dimensión curricular del TDC, ya que el chat comienza a incorporarse explícitamente a la planificación pedagógica.

3.    Nivel avanzado. El docente emplea el chat para el diseño de experiencias educativas completas: guiones instruccionales, secuencias didácticas o rúbricas. Se ubica en el nivel B2 de DigCompEdu (Expert), donde los educadores utilizan los recursos digitales para enriquecer la enseñanza y la evaluación, y en la dimensión profesional del TDC, relacionada con la innovación en la práctica docente.

4.    Nivel experto. Aquí, el chat se convierte en un aliado en la producción académica y en la reflexión crítica, incluyendo elaboración de marcos teóricos, referencias o análisis éticos. Corresponde al nivel C1 de DigCompEdu (Leader), en el que los docentes ejercen liderazgo en la integración digital, y a la dimensión ética del TDC, donde la toma de decisiones sobre privacidad, autoría y sesgos de la IA es esencial.

5.    Nivel creativo-estratégico. El máximo nivel se alcanza cuando el docente cocrean soluciones institucionales e innovaciones pedagógicas apoyadas en IA, como el diseño de bots educativos o la implementación de políticas de uso responsable. Esto se corresponde con el nivel C2 de DigCompEdu (Pioneer), que impulsa la transformación educativa, y con la integración transversal de las dimensiones del TDC (ética, curricular, técnica y profesional), consolidando un perfil de docente innovador y estratégico.

Esta articulación permite comprender que el uso progresivo de los chats no es un proceso aislado, sino un indicador del desarrollo integral de la competencia digital docente. Así, los cinco niveles no solo ofrecen una clasificación práctica, sino también un marco interpretativo que vincula la evolución del docente en el uso de IA con referentes teóricos consolidados.

La clasificación de cinco niveles ofrece un puente conceptual entre el uso práctico de los chats y los marcos de competencia digital docente. Este enfoque permite:

  1. Visualizar progresión: de tareas simples a transformaciones estratégicas.
  2. Alinear formación docente: cada nivel se corresponde con etapas del DigCompEdu, lo que facilita planes de capacitación.
  3. Incorporar la ética digital: en niveles avanzados, el uso de IA exige reflexión crítica sobre privacidad, sesgos y responsabilidad pedagógica.
  4. Aportar originalidad: la propuesta de niveles no se encuentra en la literatura actual, lo que brinda un aporte innovador al debate académico.

Para resumir

Educar con inteligencia artificial no se reduce a utilizar chats como simples herramientas de consulta; más bien, implica reconocer su potencial como aliados estratégicos en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Su verdadero valor pedagógico se encuentra en la capacidad de integrarlos de manera intencional, ética y crítica en la práctica docente, de modo que fortalezcan la creatividad, la personalización del aprendizaje y la innovación educativa.

La clasificación en cinco niveles de uso pedagógico de los chats propuesta en este trabajo se vincula directamente con el desarrollo progresivo de las competencias digitales docentes. No se trata de establecer una jerarquía rígida ni de etiquetar a los docentes, sino de ofrecer un mapa de ruta que les permita identificar su nivel actual y proyectar un camino de crecimiento profesional. Esta visión reconoce que cada docente transita de forma distinta, en función de su contexto, recursos y disposición para la innovación.

Asimismo, la transición entre niveles no es automática. Exige formación continua, disposición para la experimentación y, sobre todo, una reflexión pedagógica profunda sobre el “para qué” de la tecnología en la educación. Solo desde esa mirada crítica es posible garantizar que el uso de chats de IA no reproduzca prácticas rutinarias, sino que contribuya a transformar la experiencia educativa en coherencia con los valores, los fines de la educación y las demandas de una sociedad en constante cambio.

La integración de la inteligencia artificial en la educación requiere docentes que no solo dominen lo técnico, sino que también ejerzan un liderazgo pedagógico y ético. De esta manera, los chats inteligentes pueden pasar de ser herramientas emergentes a convertirse en compañeros estratégicos en la construcción de una educación más inclusiva, crítica e innovadora.

Referencias

Falloon, G. (2020). From digital literacy to digital competence: the teacher digital competence framework. Educational Technology Research and Development, 68(5), 2449–2472.

Redecker, C. (2017). European Framework for the Digital Competence of Educators: DigCompEdu. Publications Office of the European Union.

Zawacki-Richter, O., Marín, V., Bond, M., & Gouverneur, F. (2019). Systematic review of research on artificial intelligence applications in higher education. International Journal of Educational Technology in Higher Education, 16(39

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