miércoles, 27 de septiembre de 2017

Pro-consumer educativos, un nuevo perfil de usuario en las redes sociales.

Escribe Ángel Fidalgo 



Proconsumers. Foto by Á.Fidalgo.
La web 2.0 se ha caracterizado porque el usuario no se limita a ser mero receptor de los contenidos sino que también los aporta. Este perfil de usuario ha originado un nuevo término “pro-consumer” (productor y consumidor de los contenidos de un determinado espacio 2.0).
Las principales aplicaciones de la web 2.0 las podríamos clasificar en tres clases: las orientadas al recurso, las orientadas a las personas y las orientadas al servicio.
Un ejemplo de web 2.0 orientada al recurso es la Wikipedia donde usuarios comparten su experiencia organizándola a modo de enciclopedia. Otras aplicaciones pueden ser Youtube o Instagram. En todos los casos la característica principal es que el fin es compartir recursos.
Ejemplos de Web 2.0 orientada a las personas son las conocidas redes sociales como Facebook o Twitter. En ellas solemos relacionarnos con otras personas compartiendo nuestro estado emocional, viajes, reflexiones, eventos, etc.
Las páginas web de contactos, de asesoría o profesionales se podrían considerar como ejemplos de Web 2.0 orientada al servicio.
Las más utilizadas, tanto en número de personas como en intensidad, son las redes sociales, es decir, las que están orientadas a las personas. Estas redes permiten de forma inmediata aportar recursos, comentarios, opiniones, estados, etc. Además, se manejan desde el móvil, por tanto, en cualquier momento y lugar se pueden utilizar.
La idea de Pro-consumer educativo es utilizar las redes sociales orientadas a las personas, pero para compartir recursos de aprendizaje (apuntes, dudas, ejercicios, soluciones, comentarios,..). Por ejemplo, se puede, utilizar una red social propia (un grupo) entre el profesorado y alumnado de una asignatura para realizar aprendizaje cooperativo. Para ello, además de utilizar las actividades propias de la red social (compartir, comentar, opinar, expresar sentimientos…), se debe clasificar y organizar toda la información que se comparta en dicha red en base, por ejemplo, al temario de la asignatura o a las clases presenciales.
Tendríamos una red donde las personas se pueden relacionar, pero esa relación tiene la finalidad de mejorar el aprendizaje de forma cooperativa. Para ello es necesario organizar y clasificar los recursos que se generen en la misma, es decir, se unirían las aplicaciones Web 2.0 orientadas a la personas y las orientadas al recurso.
De lo que estoy hablando es de la tecnología, del soporte para poder integrar un aprendizaje informal (el producido en la red social) con el formal (el producido en la asignatura). Evidentemente, la tecnología no bastaría. Faltaría la metodología para poder utilizar de forma efectiva la tecnología.
Tomado de Innovación educativa con permiso de su autor

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