Para los estudiantes universitarios, la biblioteca es más que un lugar para estudiar, es un espacio comunitario dentro del campus.
Más allá de las dificultades académicas, muchas veces los estudiantes deben aprender a balancear sus responsabilidades, su vida personal y sus finanzas. Además, deben enfrentar problemas como la falta de acceso a tecnología y otros recursos para completar sus estudios.
Aunque en la mayoría de las universidades existen distintos programas de apoyo, en ocasiones son poco accesibles debido a que los estudiantes no saben de su existencia, no tienen tiempo para ir a los departamentos a pedir ayuda o simplemente les da vergüenza ir.
En un estudio realizado por Ithaka S+R y el Northern Virginia Community College, se entrevistó a más de 10,800 estudiantes de siete colegios comunitarios para conocer sus necesidades y cuáles servicios y programas de apoyo necesitan para abordar sus desafíos y objetivos de aprendizaje.
Reinventando las bibliotecas
El estudio busca motivar a las universidades a considerar reinventar sus bibliotecas para que ofrezcan enfoques personalizados de servicios para los alumnos. De acuerdo con el estudio, los estudiantes ven en las bibliotecas no sólo un recurso de conocimiento y un lugar para estudiar, sino también como un espacio comunitario dentro del campus. Aquellas bibliotecas que sólo están enfocadas en su rol académico están desaprovechando su potencial de servir a los alumnos de manera más integral.
El uso fundamental que se le da a las bibliotecas es ser un centro de investigación y de referencia que ayude a los estudiantes a enriquecer sus objetivos. Alia Wong explica que incluso las nuevas generaciones “digitales” siguen buscando activamente los libros tradicionales, impresos en papel. Uno de los campus del Northern Virginia Community College, así como la Webster University, en Washington, reportan que el uso de recursos digitales no ha despegado tanto como se esperaba y que los recursos que normalmente están disponibles en una biblioteca siguen siendo los más populares.
Por otro lado, la biblioteca también es vista como un centro de orientación para distintos trámites que engloban la vida universitaria. No solo acuden a ella los estudiantes para hacer sus investigaciones, sino también para encontrar tutores, registrarse en distintos cursos e incluso aplicar para alguna beca que cubra el costo de la matrícula. El uso de dispositivos tecnológicos como impresoras 3D y equipo de realidad virtual, aunque forman parte importante del futuro de la educación, siguen estando por debajo del uso de libros fìsicos y la búsqueda de una buena conexión a internet, explica Wong.
Las bibliotecas tienen el potencial de impactar directamente al éxito estudiantil pero esto muchas veces se pierde cuando la administración no visualiza su contribución en la vida del alumno y no se percata de más que un repositorio de libros, es un centro de orientación.
Según el estudio de Ithaka S+R, la biblioteca podría volverse un punto de contacto para apoyar a los alumnos durante toda su vida universitaria, desde inscripción a clases, solicitud de ayuda financiera, tutorías, entre otros. Para hacerlo posible, se necesita equipar este espacio con recursos suficientes como programas de apoyo, tecnología, personal de ayuda y trabajadores sociales, lo que puede resultar complicado para algunas instituciones, ya que una adaptación de este tipo representa una reestructuración del campus y, en ocasiones, se requiere reasignar y reubicar a varios departamentos a la biblioteca, además del costo que esto podría representar.
El 75 % de los estudiantes que contestaron la encuesta, señalaron que valorarían mucho contar con todas las herramientas mencionadas en un solo lugar. Las siete instituciones que participaron en el estudio decidieron comprometerse y colaborar de manera interdisciplinaria para centrar los servicios en sus bibliotecas basándose en los resultados de las necesidades principales de sus estudiantes. Por su parte, Ithaka S+R y el Northern Virginia Community College estarán vigilando atentamente la reinvención de las bibliotecas participantes para poder medir su impacto y reportar los datos en un próximo informe.
Tomado del Observatorio de Innovación educativa del Tec de Monterrey.
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