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Publicado por: Cristóbal Suárez Guerrero
No se trata del último post del año 2014, ni del primero de 2015, sino más bien una reflexión pendiente. Para empezar, sugiero leer la siguiente historia:
Un transeúnte se detuvo un día ante una cantera en la que trabajaban tres compañeros. Preguntó al primero:
-
"¿Qué haces, amigo?"
Y
éste respondió sin alzar la cabeza:
-
"Me gano el pan".
Preguntó
al segundo:
-
"¿Qué haces, amigo?"
Y
el obrero, acariciando el objeto de su tarea, explicó:
-
"Ya lo ves, estoy tallando una hermosa piedra".
Preguntó
al tercero:
-
"¿Qué haces, amigo?"
Y
el hombre, alzando hacia él unos ojos llenos de alegría, exclamó:
-
"Estamos edificando una catedral".
Y
el caso es que los tres estaban realizando el mismo trabajo.
En todo el tiempo que vengo trabajando e
investigando sobre la relación educación e internet, tengo la impresión que –sobrecogidos
por el relumbrón que despierta las herramientas de internet, por la reduccionista
ecuación innovación educativa= tecnología o por las ganas de buscar eficacia en
el aprendizaje-, nos hemos centrado con demasiado beneplácito en las acciones
tecnológicas concretas y hemos perdido de vista la educación, la Catedral que
estamos construyendo.
Seguro que todas las tendencias
tecnológicas que se anuncian para el este 2015 así como los listados de herramientas
de aprendizaje puedan inspirar acciones interesantes de cara al
aprendizaje, pero por más potentes que sean siguen siendo una variable, de las
muchas, que necesitamos ver en la educación. Entre esas variables, la finalidad
educativa es una de las que nos permite ver la Catedral que estamos construyendo.
Si la educación dependiese únicamente de
un puñado de buenas tecnologías, si esto fuese tan mecánico y monocausal, hace
tiempo que no habría problemas educativos en el mundo. No obstante, parece que nos
centramos en las pequeñas pero sofisticadas acciones con tecnología y perdemos
de vista la visión global de la acción, lo educativo, el ¿para qué? de la
acción.
¿TIC por Tec? Al centrarnos en la TIC (Tecnología
de la Información y la Comunicación) podríamos estar viendo, para bien o mal,
solo una pequeña parte del hecho educativo. Ya sea por el solucionismo
tecnológico o por una obsesión
por la eficacia, de las que habla Morozov, creo que hemos ido desplazando en
educación el encuadre educativo sobre lo tecnológico, la Tecnología Educativa
(Tec), y la ha reemplazado por las TIC. Por céntranos en la TIC lo hemos dejado
todo, parecía decir –y con mucha razón- Paco
Martínez en la clausura del último Edutec en Córdoba.
La tecnología educativa, como señala
García-Valcárcel (2003, 161), “…se ocupa no sólo de aspectos aplicados
(diseño de medios y materiales, diseño curricular, propuestas que permitan
resolver los problemas a los que se enfrentan los docentes,...), sino también
de reflexionar teorizar sobre lo que representan para la enseñanza los medios
desde un punto de vista didáctico, comunicativo y social”. Esto es, la
Tecnología Educativa es un encuadre pedagógico que busca dar significado a la
acción tecnológica, por ello es necesario recuperarla para ir más allá del
resplandor de la tecnología en educación.
Para esto es importante recuperar –como
destaca Veletsianos- la historia de la
tecnología educativa, sus dilemas y sus enfoques para ser conscientes de lo
educativo con tecnología. Veletsianos usa estupendamente la metáfora de ayudas
memoria del film Memento
para hacernos recordar que existen hechos que contextualizan la acción
tecnológica, esto es, que le dan sentido.
Por ejemplo, viendo el mapa conceptual aquí
de debajo, se puede distinguir las múltiples implicaciones y condicionantes conceptuales
y prácticos que tiene el hecho tecnológico para la Tecnología
Educativa. A este mapa hay que sumar nuevas líneas de trabajo, como por
ejemplo la cultura
digital o las Humanidades
Digitales, esto son olvidarnos que las respuestas tecnológicas en educación
requieren buenas preguntas
pedagógicas.
Ya que cada actividad, como señala Vigostky, depende del material con que se opera, actuar en internet supone actuar y pensar con una forma de acción social y cultural que es la acción en red. Esto es, no existe neutralidad. Por ello la necesidad de ver la acción tecnológica desde una mirada más amplia que pueda ofrecer una perspectiva global de lo que estamos haciendo con la tecnología, esta noción es la acción educativa. La Tecnología Educativa y la Pedagogía pueden ayudarnos a recuperar esta noción.
En fin, alentar el uso de la tecnología sin conocer la noción global de la acción educativa puede generar dilemas inexistentes y una confusión sobre lo prioritario
Ppublicado originalmente en Educación y Virtualidad. Autorizada por el autor su publicación en este Blog CUED.
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