La Fundación Alternativas me encargó un informe relacionado con un borrador de proyecto del Real Decreto. Dicho informe fue presentado el pasado 7 de noviembre en la sede de la Fundación
En el texto del citado proyecto de Real Decreto se modificaría el Reglamento General de Conductores, enfatizando la necesidad de que los aspirantes a la obtención del permiso de conducción para la preparación del examen teórico estén obligados a recibir al menos 8 horas de formación presencial. La principal justificación expresada en el borrador de Real Decreto es que la formación presencial es la más adecuada para concienciar sobre accidentes de tráfico, colectivos de riesgo en la circulación (peatones, ciclistas y motoristas), factores de riesgo como la velocidad, los efectos del alcohol o las drogas, las distracciones al volante, etc.
Todo ello, según parece, para incidir de forma preventiva en la accidentalidad futura. En concreto, la exposición de motivos del proyecto del citado Real Decreto define la medida como “una formación teórica presencial obligatoria previa al acceso a la prueba de control de conocimientos para la obtención de los distintos permisos de conducción cuyo contenido en valores, aptitudes, comportamientos y respeto a los demás usuarios redunden en la consecución de conductores más seguros y responsables y la posibilidad de incluir en la citada prueba vídeos sobre situaciones del tráfico”.
Este proyecto resulta contradictorio con las propias campañas de la Dirección General de Tráfico (DGT) o las propias intervenciones en radio y televisión de sus responsables, en los que se aprecia el valor, en este caso, de los recursos audiovisuales para concienciar y reconducir actitudes y conductas. Carece de sentido imponer una medida restrictiva como la obligación de formación teórica presencial cuando la propia DGT lleva décadas utilizando —y, por tanto, validando su eficacia— campañas de comunicación digitales para concienciar socialmente sobre la seguridad vial, algo que también pueden hacer las autoescuelas que ofrecen formación vial mediante herramientas digitales de aprendizaje.
Es sabido que en ciertos sectores existen resistencias y aún se sigue discutiendo sobre la utilidad de las tecnologías digitales, y su plena integración en las estrategias formativas y en los procesos de aprendizaje. Mal nos irá si estos procesos se aíslan, aún más, de lo que sucede en el entorno exterior a los centros de formación y a las aulas. El medio exterior está inundado de lo digital y el presente (y aún más lo será el futuro) es digital. Por otra parte, el porcentaje de aprendizaje realizado fuera de los muros de los centros de formación se irá incrementando cada vez más. Las personas ahora aprenden cuándo y dónde quieren hacerlo y sobre aquello que puede interesarles, y así los centros de formación tradicionales, si no rectifican, tenderán a desaparecer o, al menos, se nos presentarán de forma radicalmente diferente a la actual.
Entiendo que, si esta norma llegase a plasmarse en un definitivo Real Decreto, supondría un evidente paso atrás en lo referente a los nuevos estándares de formación y educación en todos los ámbitos, sectores y niveles. Negar el potencial de los sistemas digitales de educación y formación para sensibilizar o conformar actitudes y valores supondría ir en contra de los últimos avances en los ámbitos de la pedagogía, la psicología y la tecnología, que hoy se orientan en sentido muy diferente.
La calidad de los modelos formativos más innovadores está fuera de toda duda, siempre que respondan a parámetros pedagógicos adecuados. En este contexto, no tendría sentido seguir proponiendo una formación con propuestas pedagógicas añejas y alejadas de los tiempos digitales que corren. Numerosos estudios aseguran que el logro de competencias de los estudiantes depende más de los diseños pedagógicos de cada acción formativa que de los recursos seleccionados para el aprendizaje. La solución no es sustituir un modelo por otro, sino propiciar la convivencia, la complementariedad, la oferta diversificada y la posibilidad de que el ciudadano elija en función de sus circunstancias, necesidades, posibilidades e intereses, una formación presencial, virtual o mixta.
En el informe que elaboré a petición de la Fundación Alternativas pretendo exponer una serie de argumentos que traten de avalar las posibilidades y realidades de una formación teórica no presencial que muestra resultados de calidad, siempre que se someta a los postulados y requerimientos pedagógicos necesarios y a los controles de calidad preceptivos. Sería esta una forma de ofrecer a la ciudadanía, como en otros aprendizajes y saberes, la posibilidad de optar entre diferentes ofertas, de acuerdo con sus necesidades, disposiciones e intereses.
Pueden acceder al informe completo (28 páginas), AQUÍ
Citar el documento: García Aretio, L. (2019). Formación vial de calidad en una sociedad digital. La educación digital, válida en la formación de conductores. Zoom Social – Educación, 2019(4).
Tomado de Contextos universitarios mediados con permiso de su autor
No hay comentarios:
Publicar un comentario