Escribe Didac Martínez
El presente se puede convertir en un futuro inesperado más rápido de lo que pensábamos.
Peter Frase
Un virus, esta vez no informático, está acelerando la transformación digital de todo el sistema educativo universitario español y europeo. Las novedades que las tecnologías nos iban ofreciendo día tras día son ahora firmes asideros mientras dure la tormenta del Covid-19. Se cerró el curso pasado y hemos empezado el nuevo de forma híbrida, con el miedo en el cuerpo ante nuevos rebrotes del temible virus. La gestión de esta situación histórica está ocupando todo el interés de los que dirigen y forman parte de las comunidades académicas, pero es también un momento único para reflexionar sobre lo que estamos viviendo y mejorar el modelo de universidad que, como dicen los expertos, ya nunca va volver a ser igual que antes.
En este blog se han ido tratando muchos de estos temas de futuro con mucho acierto, pero con este acelerón tecnológico obligado por el virus, parece que ya hemos entrado de pleno en la transformación digital y concretamente en la docencia híbrida o digital. Las universidades españolas y europeas van a salir de esta pandemia con una presencia nuclear de las tecnologías educativas en el desarrollo de la docencia, de sus cursos y de sus titulaciones, y previsiblemente lo que van a tener que plantearse no es solo el impacto digital en el desarrollo de todas sus actividades, sino la misma noción de presencialidad.
¿Cambios en la oferta?
Hay preguntas que ya están aquí:
- ¿Vamos a seguir manteniendo un modelo de educación superior basado en campus y facultades, en las que tanto profesores como estudiantes se encuentran durante unos años, o por el contrario se van a encontrar en la red utilizando todo tipo de tecnologías?
- ¿Las universidades van a optar por seguir impartiendo las titulaciones presenciales, o van a crear también una oferta de grados virtuales?
- ¿Van a ser las titulaciones digitales las que ayudaran a salvar la economía de las universidades?
- ¿Qué cambios van a ser necesarios en las competencias del profesorado, en particular las TIC?
- ¿Cuál va a ser el nuevo perfil de nuestros estudiantes? ¿Aquellos que vienen con la selectividad aprobada y viven cerca de la universidad o por el contrario van a ser estudiantes internacionales, también en los grados, que vivan en países de la otra parte del mundo?
- ¿Se verá superado el concepto de universidad como entidad básica en el desarrollo territorial?
Reconozco que da miedo pensar ahora en todo esto, más aun sabiendo que la universidad es una institución que no es propensa a realizar saltos sin red. Pero mucho me temo que las TIC que ya estamos usando de forma masiva, nos van a lanzar a una nueva docencia híbrida y, por consiguiente, a una universidad más digital que haga frente no solo a situaciones provocadas por esta pandemia, sino a un futuro plagado de fuertes contrincantes.
Las bibliotecas universitarias: adaptación y desafío digital
En esta larga lista de retos también aparecen las bibliotecas universitarias como servicio universitario responsable de la gestión de la documentación e información científica, que ya mayoritariamente es digital.
Durante los últimos 30 años las TIC han transformado las bibliotecas, sus contenidos y servicios.
Sorprendentemente el Covid-19 ha hecho aumentar las consultas y usos de las bibliotecas digitales de las universidades sin ningún problema remarcable, hecho este que demuestra que la transformación digital de las bibliotecas se hizo muy bien.
Cualquier usuario con su teléfono móvil puede acceder desde la biblioteca digital de su universidad a toda la información científica que se publica en el mundo. Un profesor de mi universidad a punto de jubilarse le decía a otro colega: “Ahora que nos vamos a jubilar, ¿qué dirías que ha cambiado realmente en la universidad desde que entramos como estudiantes de ingeniería?» La respuesta fue fulminante: «¡las bibliotecas!, jamás hubiera pensado que pudiera consultar los artículos y los trabajos de mecánica de fluidos que mis colegas están escribiendo en la otra parte del mundo”.
Sin duda la creación de las bibliotecas digitales y las revistas electrónicas han sido una bendición para las universidades, y un signo de que la transformación digital va a continuar de forma imparable.
Agenda «postcovid-19″ para las bibliotecas de las universidades españolas y europeas
Estos son, a mi juicio, los cinco temas clave que deberán afrontarse sin demora en los próximos años.
1. Potenciar la lectura e introducción de los libros digitales
La universidad europea y todo el sistema educativo europeo se basó en el libro desde que Gutenberg (1450) creó la imprenta. Con esos pequeños objetos de hojas de papel religadas por el lomo, hemos aprendido a leer, pensar, transmitir y descubrir el mundo que nos rodea. Pero el libro digital no es un mero cambio menor de formato. Los expertos de diferentes áreas de conocimiento nos alertan que el libro digital comportará cambios profundos. Afectarán a los procesos memorísticos, neuronales y reflexivos de los lectores y en consecuencia al proceso de aprendizaje.
Hoy ya no es lo mismo leer un artículo de 3 o 5 páginas de una revista científica electrónica que un libro digital de 200 páginas.
Como consecuencia del Covid-19, las editoriales especializadas en libro académico, están editando todas sus novedades y fondos retrospectivos en soporte digital y los libros electrónicos aún son similares a los libros de papel. Pero, no siempre va a ser así y pronto aparecerán otro tipo de productos tecnológicos diferentes a los libros actuales. Los futuros libros digitales serán sistemas de información multimedia con contenidos docentes y científicos estructurados de otra manera.
2. Apostar decididamente por la ciencia abierta
El concepto de ciencia abierta tiene su origen en los primeros programas informáticos, servidores y redes creados por investigadores hace 20 años (ArXiv, Paul Ginspar 1991, redes P2P 1999, etc.). Las TIC les facilitaban poder comunicar sus trabajos sin tener que desplazarse a congresos presenciales. Esto derivó rápidamente no solo en una mejora de la comunicación entre investigadores, sino en una nueva comunicación digital científica. Las TIC permitían crear programas informáticos de código abierto y crear repositorios en Internet de preprints o textos ya publicados (ruta verde) antes de enviarlos a las revistas, así como potenciar la publicación de nuevas revistas abiertas (ruta dorada).
A partir de aquí se desencadenó toda una serie de declaraciones internacionales a favor del acceso abierto a la ciencia no solo de investigadores de prestigio, sino de centros de investigación, agencias, instituciones, universidades y por fin también de gobiernos europeos. Empezó a extenderse una conciencia colectiva que postulaba que no solo los resultados de los proyectos financiados por fondos públicos deben ser públicos y no solo públicos, sino que los procesos de evaluación deben ser transparentes, los proyectos deben ser éticamente aceptables y sus resultados deben ser para el bien de la sociedad sin ningún tipo de exclusión de raza, dinero o poder. Ante estos objetivos todo el entramado científico anterior que conocíamos debía cambiar, principalmente el acceso a los beneficios de los resultados científicos.
Terminar con la obligación de pagar por publicar
Otro objetivo esencial que se está imponiendo a nivel académico, es la obligación de publicar todos los artículos en acceso abierto a Internet, cosa que choca frontalmente con los modelos de financiación de las revistas científicas privadas. Las direcciones de las universidades españolas y europeas deberían frenar esta “externalización” encubierta de la ciencia pública que condena a miles de jóvenes investigadores a la obligación de pagar por publicar. Las grandes editoriales y empresas comunicación han convertido estos procesos internos de las universidades en un negocio suculento, ya que son ellas mismas las que generan los sistemas que se utilizan posteriormente en los sistemas de evaluación de la investigación, como puede ser el muy conocido y sesgado “factor de impacto”.
También se están introduciendo de forma muy preocupante todo tipo de aplicaciones comerciales privadas en el workflow de los mismos proyectos de investigación, apropiándose de todo tipo de datos y de información.
Este círculo vicioso deberá cambiar y regularse de forma urgente si se quiere consolidar realmente una ciencia abierta y ciudadana.
Las bibliotecas universitarias deberán continuar impulsando estos postulados gestionando bibliotecas digitales abiertas de calidad, implementando repositorios de artículos abiertos, editando revistas científicas abiertas de forma conjunta con las editoriales de las universidades, exigi3ndo acuerdos transformativos a las editoriales, detectando las revistas depredadoras, visualizando la ciencia ciudadana, etc.
Todos sus servicios y recursos deberán estar al servicio de los investigadores y de sus proyectos.
3. Gestionar y preservar los materiales docentes digitales elaborados por profesores y estudiantes en la docencia híbrida.
El incremento de la docencia online está provocando en muchas universidades un cambio de orientación en el uso y desarrollo de sus campus digitales, seguido de un fuerte crecimiento en la elaboración y uso materiales docentes digitales por parte del profesorado, tales como apuntes, ejercicios, enunciados de exámenes, prácticas de laboratorio, trabajos de los estudiantes, grabación de clases, vídeos docentes, materiales multimedia, podcasts etc. Todos ellos adquieren ahora un nuevo valor para el aprendizaje híbrido.
Los materiales digitales docentes que se transmiten en las plataformas de enseñanza online de las universidades deben ser incorporados a las colecciones de las bibliotecas digitales de las universidades de forma urgente, si queremos que no se pierdan en el limbo de los servidores de la red, acaben en las academias o en portales webs ajenos a la universidad.
Toda esta documentación que antes considerábamos “efímera” adquiere ahora un nuevo significado al tratarse a menudo de contenidos de alta calidad, fácilmente reutilizable, con una demanda importante y necesitada también de ser claramente descrita e identificada para, entre otras cosas, proteger los derechos de sus autores y de las universidades. Y no solo esto, todos estos materiales docentes digitales se deberán catalogar para perfeccionar los sistemas de evaluación de la calidad de la docencia de los profesores, ya que son evidencias a tener en cuenta en la evaluación docente digital del profesor. A modo de anécdota, acabamos de publicar los excepcionales apuntes y lecciones de clase que elaboró y utilizó para formar a decenas de arquitectos en los años 70, un joven profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. Ese profesor se llama Rafael Moneo.
Las bibliotecas deberán gestionar los materiales docentes como patrimonio documental y educativo de la institución y de sus profesores.
4. Construir y renovar las instalaciones de las bibliotecas y sus servicios
Con el incremento de la transformación digital, las bibliotecas físicas también deberán redefinir tanto sus instalaciones como sus servicios presenciales y más si vamos a un modelo de universidad altamente digitalizada.
Las ultimas bibliotecas universitarias que se han ido construyendo en estos diez últimos años en el mundo, dejan atrás el concepto de biblioteca almacén de libros y apuestan por bibliotecas para las personas que están estudiando e investigando de diferentes maneras y con las TIC incorporadas.
Los espacios y servicios se basan en espacios con grandes prestaciones tecnológicas. Son verdaderos laboratorios de ideas y proyectos, dejando atrás los espacios para la concentración de lectura de libros en silencio, aunque también los hay.
Este modelo de nueva biblioteca universitaria no existe de forma generalizada aún en las universidades españolas. La mayoría de bibliotecas universitarias fueron renovadas y construidas en los años 90 gracias a los planes plurianuales de renovación de los campus, pero se han quedado muchas veces obsoletas ante esta nueva transformación digital.
Las futuras bibliotecas postcovid serán espacios multifuncionales para dar respuesta a una enseñanza principalmente híbrida, y el concepto de aula y de biblioteca tenderán a fusionarse en muchos casos. También van a cambiar los perfiles profesionales que las gestionen. En las bibliotecas universitarias deberán convivir bibliotecarios, informáticos, expertos en comunicación, creadores de recursos multimedia y vídeo, etc. como soporte al desarrollo progresivo y tecnológico de la docencia híbrida y digital. El profesor necesitará, para adaptarse a este entorno, de nuevos servicios de soporte y nuevos profesionales a quien acudir.
5. Educar con información veraz para crear conocimiento significativo para cambiar el mundo
Finalmente, la biblioteca tendrá que garantizar también que la universidad difunda en todos sus canales la información profunda, científica, verdadera y contrastada.
Todos sabemos el nivel creciente de información falsa e interesada que corre por las redes sociales, información que aumenta cada día de forma exponencial y que consumen también nuestros estudiantes. Esta información errónea está calando en la cultura de la gente. Bien al contrario, la información que se transmite en las clases, en los laboratorios y en los libros, es información profunda para aprender y para crear nuevo conocimiento verdadero, es una información que forma al futuro titulado a ser competente y fiable. El pensamiento fake produce ignorancia, polarización, intolerancia y a la postre liquida los valores de la democracia, las leyes y la razón, que las universidades educan y defienden desde tanto tiempo.
Las universidades y también sus bibliotecas deberán orientar sus recursos y servicios para promover una educación integral humanística válida para toda la vida de los estudiantes, que garantice la formación en hábitos críticos y rigurosos que les permitan abordar, desde una perspectiva amplia, este aluvión de información falsa de la que disponemos actualmente. Ya estamos llegando tarde…
En este aspecto va a ser necesaria articular una nueva alfabetización científica y generalista mediante programas especiales de formación, planes de lectura, debates de temas sociales, etc. ¡Qué importante es la vida social e intelectual que se fragua en la universidad!
Tomado del Blog de Studia XXI con permiso de sus editores
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