Escribe: Miguel Zapata Ros
1 La disrupción de los colegios jesuitas
Estos
días han aparecido noticias como ésta en
la prensa:
donde
se afirma
Los colegios de jesuitas de Cataluña, en los que estudian más
de 13.000 alumnos, han comenzado a implantar un nuevo modelo de enseñanza que
ha eliminado asignaturas, exámenes y horarios y ha transformado las aulas en
espacios de trabajo donde los niños adquieren los conocimientos haciendo
proyectos conjuntos (…) Los jesuitas (…)
han diseñado un nuevo modelo pedagógico en el que han desaparecido las clases
magistrales, los pupitres, los deberes y las aulas tradicionales, en un
proyecto que ha comenzado en quinto de primaria y primero de ESO en tres de sus
escuelas y que se irá ampliando al resto.
“Educar no es solo transmitir conocimientos El proyecto
impulsa "las inteligencias múltiples y sacar todo el potencial" de
los alumnos y que hagan las actividades de aprendizaje según sus capacidades.
"Hemos transformado la educación para que el alumno sea el protagonista,
para que haya verdadero trabajo en equipo y los estudiantes descubran cuál es
su proyecto vital, qué quieren hacer en la vida y enseñarles a reflexionar,
porque van a vivir en una época que les va a desconcertar", ha argumentado
Aragay.
Las asignaturas han sido sustituidas por proyectos. (...) "Aprenden mucho mejor si ven que
lo que aprenden tiene una aplicación práctica".
Podemos ver también la noticia y la crónica en la Vanguardia, ABC y en El Diario.
En este fragmento se ven claramente influencias
del flipped classroom, PBL, del nuevo paradigma postindustrial de la educación basada en logros y no en estándares,
además de otras teorías y visiones ya clásicos del aprendizaje: Aprendizaje colaborativo,
las ideas implícitas, conceptos previos, andamiaje cognitivo, teoría de la
elaboración, etc. Todas ellas consideradas incluidas entre las corrientes cognitivistas y
constructivistas. También se perciben las ideas de Christensen sobre modelos disruptivos. Pero en cualquier caso sin profundizar mucho, ni en los enunciados de las ideas, lo cual es
propio de una reseña periodística, pero tampoco, lo cual ya es más significativo, en los documentos que constituyen la
armazón del proyecto Horizonte 2020
Aparentemente pues estamos en presencia de un
modelo disruptivo. Toman elementos que parecen sacados de la las tendencias en
auge. Sin embargo, como veremos en lo que sigue, no
toman de forma argumentada y en detalle elementos de estas teorías y
visiones. No tienen en cuenta en su fundamentación las teorías de la
enseñanza, ni los modelos que se basan en la teorías del aprendizaje,
modelos cognitivistas y
constructivistas, ni tan siquiera mencionan modelos más próximos, o
asumidos por otras
tendencias católicas, como son las teorías de Dewey o el Método Montessori.
Los propios contenidos de los documentos carecen
de referencias de ese tipo, o a esas teorías.
Por otra parte los jesuitas no parten de cero.
Hay una fuerte pedagogía jesuítica, que constituye un recio pilar de la
Historia de la Educación, sobre todo de la Educación Superior, que ha servido
de modelo para organizar la universidad y la investigación, bien de forma
directa, en las instituciones jesuíticas, en Europa e Iberoamérica, o bien como
ejemplo para la universidad pública y laica en los últimos 500 años. Veremos
además que los enunciados hechos públicos aunque dicen inspirarse en la
tradición jesuítica la contradicen en
bastantes aspectos.
Las referencias que hemos utilizado son las que
están en la web del proyecto y en la
que dan como referencia del nuevo modelo a partir de la web y documento HORIZONTE 2020, un
nuevo modelo pedagógico.
En
general se ofrece poco más que vaya más allá de las declaraciones de los gestores, que aparecen en
las reseñas periodísticas, y remiten al corpus doctrinal de la
pedagogía jesuítica. Eso dicho a partir de los documentos que hemos tenido en cuenta para
elaborar este post y que se pueden consultar en la página de documentos.
En ellos, aunque
aparecen continuamente enfoques
aparentemente coincidentes con las
nuevas tendencias y al nuevo paradigma de la educación postindustrial, no hay
ninguna referencia a las teorías que los avalan ni a las teorías clásicas de la educación y del aprendizaje.
Se
aloja todo bajo el denominador de la educación ignaciana, pero es
difícil
encontrar un precedente en esta literatura a los planteamientos y
referencias
de corrientes y teorías sobre la enseñanza y sobre el aprendizaje al uso
(Bloom, Gagné, Dewey, Bandura, Ausubel, etc). Ni
tampoco lo avalan con evidencias experimentales. Por lo demás la
literatura empleada y los textos elaborados no siguen un método
académico al uso, con citas,
referencias, formulación de hipótesis,
pruebas mediante investigaciones, a las que puedan referir, o a teorías
comúnmente
conocidas en la comunidad académica de estos temas: teorías de la
instrucción o
del aprendizaje, diseño instruccional, o simplemente a sistemas
epistemológicos
en los que se puedan integrar o a los que se puedan referir las ideas.
Nos
referimos tanto a los contenidos, en los que tradicionalmente se basa la
pedagogía jesuítico que se pueden ver en los documentos sobre la educación de la Compañía de Jesús, como
a los contenidos más teóricos, pero igualmente generales y con las mismas
deficiencias señaladas del proyecto Horizonte 2020, que se pueden encontrar en
el enlace de documentos del proyecto.
2. La pedagogía jesuítica.
Existe una corriente pedagógica, un modelo y un paradigma.
Ignacio de Loyola impelido por un afán de impulsar la fe católica tras la Reforma, organiza un método para estimularla, defenderla y difundirla que tiene como uno de sus ejes la educación, la educación superior sobre todo.
Ignacio de Loyola impelido por un afán de impulsar la fe católica tras la Reforma, organiza un método para estimularla, defenderla y difundirla que tiene como uno de sus ejes la educación, la educación superior sobre todo.
Donald
Clark, si prescindimos en ella de la parte que no es exclusivamente educativa, hace una
escueta pero significativa síntesis de lo que supuso.
La Compañía de Jesús es una orden
misionera impulsada por un espíritu de combate, en el ámbito de las ideas, muy
parecido al militar y con similar estrategia. Su objetivo: difundir la fe católica. En este
contexto la Educación se plantea como su
principal arma y la de mayor éxito.
Actualmente la Compañía de los
Jesuitas sigue activa en todo el mundo y en plena vigencia con cerca de 40.000
activos en la orden y con actividades educativas en 112 países. Algunas de sus
instituciones como puedan ser las escuelas de negocios, entre ellas, la
Universidad y la escuela de Deusto, son las primeras en su sector. Y los
colegios jesuitas españoles siempre ocupan los primeros puestos en los rankings
de calidad educativa.
Todos los principios, su
justificación y filosofía aparecen en un manual eminentemente práctico con las
normas para organizar la educación. Es por así decirlo la primera aproximación
moderna a lo que después se conocería como diseño instruccional, pero con un
grave déficit, que todavía persiste, como veremos, en la pedagogía jesuítica: La
ausencia de interacción entre las teorías, como abstracción de los resultados
de investigaciones sistematizados, y la práctica. Se trata del manual educativo
jesuita Ratio Studiorum.
Elaborado por un selecto grupo de instructores en la época de Acquaviva,
conocido como el segundo fundador de los jesuitas, en 1586. Acquaviva de esta manera formalizó
la educación jesuita, de una manera que es fácil de reproducir y
ampliar. El libro es un relato detallado de cómo establecer una escuela, organizar
las clases, los programas de estudios, los horarios y los métodos de enseñanza.
Con este modelo se han organizado escuelas y universidades en todo el mundo,
primero con la Iglesia Católica y los jesuitas y luego con los colegios y
universidades de titularidad estatal, o pública. Son la Universidad y la escuela
que hemos conocido hasta ahora. Su funcionalidad fue asumida por la escuela industrial. Era un modelo eficiente a estos fines.
Lo que sucede es que inicialmente
esta eficiencia fue puesta al servicio de su función principal: La educación para los jesuitas fue la
herramienta para difundir la religión, específicamente las enseñanzas de la
Iglesia Católica, por lo que el carácter moral y la devoción religiosa se hicieron
habituales en ella, e impregnaban transversalmente el resto de enseñanzas. Esto
no se hizo a través de la instrucción religiosa directa sino a través de un
enfoque religioso para todo aprendizaje.
Sin embargo la
principal aportación, desde el punto de vista de la instrucción y por lo que
supone un hito, es la filosofía y el método para organizar el Plan de Estudios
Se trataba pues de una educación de alto nivel académico con un claro
énfasis en las humanidades y en los clásicos de la literatura, la historia y la
lengua. Y fieles a la tradición greco latina utilizaban las herramientas de la
razón y de la lógica, lo que por otro lado lleva a la filosofía y a la
teología. De esta forma las Matemáticas
(Clark, 20), por ejemplo, fue visto como un tema secundario, como algo mundano,
más cercano de los intereses materiales. No obstante esta
espiritualidad, el plan de estudios, sin embargo, hace énfasis en los
aspectos "formales" a través
de análisis. Se alentó pues el pensamiento crítico. Sin embargo se
atendió también aspectos del plan de estudios que no se consideraban puramente académicos,
como eran las artes, el teatro y la educación física.
El método organizativo de la Ratio constituye la base
de la organización de la Universidad moderna. Desde la figura del rector de los
departamentos, el concepto y la práctica de las asignaturas el progreso en la
carrera a través de la superación de las asignaturas y de las partes que la componen,
se ha mantenido como método práctico hasta nuestros días, así como los métodos
de aprendizaje que tienen su base (no acaban ahí ni mucho menos) en la
memorización.
Sin embargo el modelo jesuita no es el único de la
iglesia católica, el Método María Montessori, mucho más moderno y abierto,
constituye no solo un método para organizar la educación y el aprendizaje sino
que contiene una epistemología y una base filosófica, así como una naturaleza
científica.
Maria Montessori tuvo un gran impacto en la renovación
de los métodos pedagógicos de principios del siglo XX, a pesar de que hoy la
mayoría de sus ideas parecen evidentes. Sin embargo puso en clave científica
(formulación de hipótesis, experimentación y aceptación o rechazo) cuestiones
como la empatía y la interacción adulto-niño o profesor-alumno. Sin embargo a pesar
de su naturaleza eminentemente cristiana incluso estas ideas y métodos no
calaron en la pedagogía jesuítica.
Tomado de http://redesabiertas.blogspot.com/ con permiso de su autor.
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