Escribe Javier Tourón
La evaluación es la pieza clave del todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es propia, por otra parte, de toda actividad humana intencional, como lo es la educación. Por ello, no puede haber un proceso de enseñanza-aprendizaje cabalmente organizado que no tenga muy presente y bien organizada la evaluación. Se podrían aportar muchas definiciones, pero baste señalar que se trata de un proceso sistemático -y contextualizado- por el que tratamos de recoger información fiable y válida que nos permita emitir un juicio sobre un determinado objeto (persona, programa, institución, resultado, etc.) que oriente, eventualmente, la toma de decisiones de mejora respecto del objeto evaluado. Es decir, que la evaluación ha de tener, sobre todo, un valor optimizador de lo evaluado.
No pretendo en esta entrada hacer una reflexión sobre la evaluación, estaría fuera de lugar ahora. Por ello, supongo que el lector tiene claro lo que la evaluación es, y para qué debe servir. Simplemente señalo que la evaluación, en su dimensión formativa, es la pieza más interesante del proceso de aprendizaje y ha de servir para favorecerlo de manera constante. La evaluación desde esta perspectiva pedagógica está bastante lejos de "poner notas", aunque en su dimensión social de certificación, acreditación, etc., deba hacerse.
Ahora me refiero a su valor como elemento que guía al alumno y al profesor hacia una determinada meta u objetivo, por lo que su dimensión procesual, o de ayuda, es mucho más importante que su dimensión calificadora o sancionadora, terminal o sumativa. En este sentido es interesante recordar que
"La evaluación DEL aprendizaje mide el rendimiento del alumno. La evaluación PARA el aprendizaje ofrece feedback a lo largo de todo el proceso. La evaluación COMO aprendizaje abarca a la evaluación PARA y DEL aprendizaje en la que el aprendiz valora su progreso y reflexiona sobre su propio aprendizaje"
Dicho esto, es fácil entender que la evaluación formativa y el feedback son las dos caras de la misma moneda. Y, a su vez, ambos son elementos esenciales para la personalización del aprendizaje (si es que puede haber un aprendizaje que no lo sea) y, por tanto, para el desarrollo del talento.
Pues os dejo algunas referencias de herramientas que pueden facilitar el uso cabal de la evaluación y profundizar esta tendencia imparable de la escuela hacia el desarrollo del talento de cada persona.
Me apoyo en una recopilación hecha por Mikel Gorman en diversas entradas de su blog. Algunas son bastante conocidas, otras no tanto. Las listo para que las puedas ir explorando a tu aire. Cómo usarlas en la evaluación formativa es tan sencillo como responder a pocas preguntas del estilo: ¿cómo puedo favorecer el aprendizaje de los alumnos con esta herramienta?, ¿cómo puedo conocer su progreso hacia la meta y ayudarles a remover los obstáculos que se presenten?, ¿no debería adaptar la tarea al grado de progreso y dominio del alumno?, ¿permito que cada alumno progrese a su propio ritmo de aprendizaje y de acuerdo con su dominio de la materia? Todas preguntas sencillas, como ves (perdón por la ironía).
Aquí va la lista. Tienes todo un verano por delante para indagar. ¡Solo son 37!
- Edpuzzle
- Playposit
- Zaption
- Blubbr.tv
- Kahoot
- Socrative
- Quizlet
- Quiziz
- Answer Garden
- Google Forms
- Padlet
- Go Soap Box
- Blendspace
- Gooru
- Jeopardy Labs
- Brain Rush
- 3D Game Labs
- ReadWriteThink
- APPEd Review
- o Class
- Nearpod
- Jing
- Screencast-O-Matic
- Powtoons
- Moovly
- Today’s Meet
- Chatzy
- Backchannel Chat
- Google Docs
- Utah Education Network
- Scrumy
- Plickers
- GoFormative
- Prism
- ClassTools.net
- Graphite
- Trivinet
Y por si te sobra algo de tiempo te relaciono ocho libros, en inglés, sobre evaluación formativa que rescato del blog Educational Technology and Mobile Learning. Me parece que son un buen complemento a lo anterior.
Tomado de Talento-Educación-Tecnología con permiso de su autor
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