La pandemia COVID-19 que el planeta está sufriendo obliga a una serie de retos que ya estaban en el horizonte, pero que sin esta desgracia mundial, verían su logro muy alejado en el tiempo. Me estoy refiriendo, fundamentalmente, a dos necesidades/retos imperiosos a los que nos obliga la crisis: el teletrabajo y la teleformación o educación a distancia, en este caso, en formato digital. La productividad no puede, no debe parar y la educación de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, tampoco.
No es mi campo de especialidad elucubrar sobre las bondades del teletrabajo, aunque como convencido de las inmensas posibilidades de las tecnologías digitales siempre lo defendí. Sin embargo, creo que sí puedo referirme al otro reto, al de la educación a distancia, virtual, en línea, digital... Trataré de hacerlo en algunas entradas de este blog.
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